Por Ignacio Corral.
Ernesto “Che” Guevara es un símbolo universal de la rebelión. ¿Pero cómo se resignificaron sus ideas en función de una lucha de intereses que continúa hasta el día de hoy?
La dimensión de su figura se agigantó con el paso de los años, intensificándose tras su asesinato el 9 de octubre de 1967 en Bolivia mientras comandaba un grupo guerrillero que intentaba derrocar a la dictadura que gobernaba en ese país.
La posterior apropiación político-cultural que se hizo del Che Guevara abre el debate sobre la pureza de la trascendencia de sus ideas y creencias mientras vivió.
Este fenómeno se sintetiza en la foto capturada por Alberto Korda en 1960 que se convirtió en el símbolo de toda rebelión y que fue luego resignificada en múltiples ámbitos: deportivos, estudiantiles, bélicos, políticos y comerciales.
El filósofo marxista e investigador del CONICET, Néstor Kohan, afirma que “el Che se convirtió en un símbolo universal con el que buscaron representar y militar por ideas que el propio Ernesto no hubiera apoyado”.
Kohan sostiene que existe una lucha simbólica por la apropiación de lo que representa el Che por parte de la burguesía en tres puntos:
1) Se lo intenta desvincular de la revolución cubana y del innegable impulso que aquella dio a la revolución continental.
2) Se pretende presentarlo como un empirista y un pragmático, absolutamente desprovisto de cualquier nexo con la teoría social y filosófica marxista.
3) Se lo convierte en un mito y una imagen desligado de su proyecto y al cual se reverencia “independientemente de sus ideas” o “a pesar de ellas”.
Tomado de Resumen Latinoamericano Argentina.
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