martes, 7 de agosto de 2018

Colombia: maldición histórica nuestra, sin compón… (¿despedazarán también el Petro?...)


Por: José Sant Roz | Jueves, 02/08/2018 10:59 AM

Venezuela fue invadida veintidós veces por Colombia entre 1859 y 1901, y durante esa época, producto del saqueo de la oligarquía colombiana y con apoyo de las potencias europeas y Estados Unidos, el ochenta por ciento de nuestro ganado se extinguió (léase el libro "SUEÑOS ALEMANES DE UN IMPERIO EN VENEZUELA 1871-1914" -Monte Ávila Editores, Caracas, 1991).

Las lacras de Europa y EE UU siempre han estado del lado de la oligarquía colombiana en la eterna e histórica guerra contra Venezuela (todo, porque en nuestro suelo nació Bolívar, y eso todavía no nos lo perdonan). El general Cipriano Castro en su proyecto político tenía entre ceja y ceja revivir la Gran Colombia, algo que alarmó horriblemente al imperio euro-gringo: El 10 de septiembre de 1901, Castro solicitó 10.000 rifles Mauser y tres millones de cargas a través de la firma de Ferd. Kugelmann de Hamburgo. Obviamente, sin que Castro lo supiera, los alemanes le había suministrado a Colombia, ocho días antes, un número igual de rifles de la Deutsche Waffe-undMunitionswerke. Pero mientras a Venezuela se le entregaron los anticuados rifles Mauser 71/84, en cambio a Colombia la dotaron de los más modernos Mauser, que originalmente iban a ser vendidos como chatarras a los Boers en África del Sur.

El imperio euro-gringo utilizó a Colombia para que el miserable y traidor Manuel Antonio Matos invadiera a Venezuela. La invasión la programó Matos con el barco colombiano BanRigh, que luego descaradamente bautizaron Libertador. Matos era yerno del petulante y ladrón general Antonio Guzmán Blanco. El BanRighfue financiado por una firma gringa, la New York & Bermúdez Co. Sin embargo Castro no fue derrotado pero el país por culpa de la maldita oligarquía colombiana y de los gringos perdió 20.000 vidas en más de 210 batallas campales.

Podremos cambiar de moneda, podremos crear el cono monetario mejor blindado y más arrecho del planeta, pero seguiremos teniendo como vecino a esa burdelérica oligarquía, meretriz del imperio yanqui, allí…, tramposa, vil, aviesa, asesina, inmunda, siempre alerta para lanzar contra nosotros sus viles zarpazos y carniceros.

Los gringos tienen sus Think Tanks, pero los gobiernos colombianos presumen de sus Pigs Cheats, más horribles, más canallas, arrastrados y monstruosos.

Colombia a través de toda su historia ha sido nuestra gran chupadora de sangre, nuestra más perversa e inextinguible ultra-terrorífica-garrapata.

¿Qué sería Colombia sin nosotros? No habrían tenido un Libertador, aunque en verdad de nada sirvió porque siguen siendo siervos de los godos; sin nosotros Colombia no habría tenido salida al océano Pacífico porque el traidor general José Lamar se lo habría despojado en la guerra que planificó contra la Gran Colombia en 1829. Gracias a Sucre éste derrotó al traidor de Lamar en la fulminante Batalla de Tarqui.

Colombia sólo fue grande en vida de Simón Bolívar, después de la muerte del Libertador y por obra del cobarde de Santander, la eterna Nueva Granada se convirtió en la tierra de los mayores asesinos y traidores de América Latina.

Colombia no es un país, es un antro de bandoleros y mafiosos vendida a los gringos; cuando el cerdo Teddy Roosevelt le arrancó Panamá y llamó a Colombia tierra de inmundas y despreciables criaturas, la oligarquía colombiana cantó victoria. Colombia fue el país que pidió en 1962 la exclusión de Cuba de la OEA. Fue el país que se unió a los planes gringos y británicos contra Argentina en la guerra de Las Malvinas.

Colombia es la tierra en la que los sicarios tienen vírgenes y santos que los protegen. Es la cuna de las fuerzas mercenarias más grandes del hemisferio: los paramilitares y las fuerzas del narcotráfico. La nación que dio a luz los geniales FALSOS POSITIVOS. LA MAYOR PRODUCTORA DE COCA DEL MUNDO. La que se ha declarado incapacitada para condenar a sus narcotraficantes y los envía a EE UU para que una justicia extraña y externa los condene. Gabriel García Márquez ante esta aberración decía que eso era como entregar nuestros hijos a unos vecinos para que éstos los castigasen.

Colombia es la tierra con el mayor número de desplazados y fosas comunes del mundo. Y también uno de los antros con sus hienas mejores amados por EE UU, con nueve bases militares gringas en su tierra. Con la mayor producción de narcotraficantes del planeta; con más líderes populares acribillados a mansalva.

Colombia es la máquina bestial que mejor sabe asesinar y destruir a sus más elevados servidores públicos: expulsó a Bolívar y al general Urdaneta de su territorio; asesinó al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, y todos los que participaron en el complot para matarlo llegaron a ser presidentes de la Nueva Granada: Santander, José María Obando, José Hilario López, Mariano Ospina Rodríguez.

La guerra civil que asola a Colombia comenzó el 4 de junio de 1830, cuando asesinaron a Sucre en Berruecos.

Colombia es el país con el mayor número de magnicidios en el planeta; allí asesinaron a Eliécer Gaitán, a Luis Carlos Galán (candidato presidencial), Rodrigo Lara Bonilla (político y abogado), Jaime Pardo Leal (miembro del Comité Central del Partido Comunista ), Carlos Pizarro (dirigente de la Alianza Democrática M-19, ex candidato a la alcaldía de Bogotá), Álvaro Gómez Hurtado (escritor y periodista, era hijo del ex presidente Laureano Gómez), Jaime Garzón (periodista y humorista de televisión quien participó como negociador de paz), monseñor Isaías Duarte Cancino y 11 diputados, secuestrados desde el 11 de abril de 2002 masacrados por fuego cruzado entre guerrilleros y militares.

Ese es el antro cuyos ingratos y asesinos oligarcas han resultado nuestros más monstruosos vecinos, los que llevan cincuenta años robándonos la gasolina, sacándonos nuestros minerales; extrayendo mediante la práctica del contrabando más feroz e infame nuestra comida.

De allá nos han llegado incesantes hordas de secuestradores, sicarios, paramilitares y narcotraficantes.

Esa es la tierra que nos inundó con seis millones de sus congéneres aterrados por el hambre y las eternas guerras fratricidas, y a los que hemos acogido dándoles vivienda, salud, educación y trabajo. ¡Para que el mundo vea la VERDAD!

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