30 abril 2019 |
Tristeza: Guaidó y Leopoldo López tras el frustrado golpe de estado.
Todo empezó con una mentira (ya se sabe que la verdad es la primera baja): En un video colgado en las redes, el autoproclamado Guaidó, filmado en la madrugada, con un tímido Leopoldo López detrás y un servil militar a su costado, convocaba a sus seguidores a la base militar La Carlota, donde hacía creer que se encontraba.
En cuanto salió el sol y las cámaras hicieron una panorámica, la verdad quedó expuesta: junto a Guaidó y al prófugo López, sólo un puñado de personas, muy pocos de ellos uniformados. Y todos ubicados en el elevado de una autopista, el tan mentado distribuidor Altamira. Nunca entraron a La Carlota.
La presidenta de Telesur, Patricia Villegas, lo había advertido en uno de los primeros twits de la dramática jornada: “En el interior del país la cotidianidad se impone. Será un día de noticias, de fake, de rumores.” CNN en español y la visceralmente antichavista NTN24, se encargarían de confirmar su aviso, con una matriz sostenida de apoyo a los golpistas.
Ni qué decir de los twits de Bolton y los presidentes latinoamericanos que se le han subordinado, desde Colombia, Argentina, Perú o Panamá.
Pasarán las horas, pasarán los hechos y se impondrá el análisis de lo que ocurrió exactamente desde la madrugada a todo lo largo de este 30 de abril en Caracas, todavía en tensión, donde una de las primeras notas esclarecedoras llegó con la imagen de un joven militar confirmando que algunos de ellos fueron convocados hasta Altamira bajo engaño.
Por lo pronto ya puede afirmarse que hoy hemos visto terrorismo mediático y político, haciendo de las suyas en tiempo real. Por suerte existe Telesur y abunda la dignidad en las mismas redes sociales que la reacción utiliza para desestabilizar.
También existen una historia y un liderazgo de los que aprender a la hora de enfrentar la guerra multidimensional que, no nos engañemos, está lejos desaparecer. Si el adversario usa todas las las armas, hay siempre algunas que no conoce.
John Bolton, el mentiroso patológico, que hoy se mostró como director del golpe tras bambalinas, seguramente nunca entendió lo que Fidel le dijo hace 17 años, a propósito de su colosal mentira sobre Cuba. El 10 de mayo de 2002, el Comandante invicto escribió:
“Desde el punto de vista político, vivimos en una época en la que hay y habrá cada vez armas más poderosas que cualquiera de las nacidas de la tecnología: las armas de la moral, la razón y las ideas. Sin ellas ninguna nación es poderosa; con ellas ningún país es débil.”
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miércoles, 1 de mayo de 2019
El arma secreta que paró el golpe Por: Arleen Rodríguez Derivet
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