La Habana, 16 de marzo de 2017.- Hace dos años, 3 meses y 1 día, 11 millones de cubanos y millones en el mundo entero quedamos absortos ante dos discursos que serían históricos. A las 12 hs de Cuba y en simultáneo el Presidente Raúl Castro y el Presidente Barack Obama hablarían al mundo. La expectativa no podía ser más grande.
Raúl informó que tal como prometiese Fidel cuando en 2002 dijo “solo les prometo una cosa: volverán”(1), los Cinco Héroes antiterroristas estaban de regreso en la Patria luego de 16 largos e injustos años de prisión en Estados Unidos; y que tras 18 meses de negociaciones con la administración Obama, Gerardo, Ramón y Antonio estaban nuevamente junto a René y Fernando quienes ya habían cumplido su condena completa y se encontraban libres en Cuba. Ambos Presidentes, anunciaban el reinicio de relaciones diplomáticas EE.UU.-Cuba, interrumpidas unilateralmente por Estados Unidos en 1961.
Meses después, en el transcurso del 2015, se reabrieron las respectivas Embajadas en ambos países y comenzaron las rondas de negociaciones bilaterales, en medio de un bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, con el territorio de la Bahía de Guantánamo ocupado y con pocas miras de devolverlo a la soberanía cubana; inmersos en continuas campañas mediáticas con el objetivo de acabar con la Revolución, con financiamiento a la contrarrevolución interna y externa, programas para fomentar la emigración ilegal -y con ella la propaganda política contra Cuba-, con la formación de “nuevos líderes” que apostasen al cambio para la reconversión al capitalismo…todo esto y más a la orden del día.
Obama llegó a Cuba hace exactamente un año, siendo el primer Presidente estadounidense en hacerlo en 50 años. Habló, compartió, participó en el popular programa cubano de Pánfilo, cenó comida criolla en paladares cuentapropistas de la Habana Vieja, se reunió con cuentapropistas, disfrutó el típico mojito en la Bodeguita del Medio, asistió al estadio a ver un partido de “pelota”, sonrió, estrechó manos, habló en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, pronunció un discurso que apelaba a “olvidar el pasado” – léase la memoria- y se fue; pero el bloqueo se quedó.
Más allá de sus intenciones de pedirle al Congreso que lo derogue por ser una política caduca que a lo largo de 5 décadas frustró las aspiraciones de las distintas administraciones estadounidenses por destruir a la Revolución cubana. La Base Naval de EE.UU en Guantánamo y su campo de concentración de prisioneros, también se quedaron.
Tras seguir su gira hacia Argentina, y reconocer públicamente que la política de Washington hacia Cuba -en todos estos años- había fracasado en cuanto a objetivos y que el pueblo cubano era “el que debía decidir su destino”, volvió a ratificar la Ley de Comercio con el Enemigo, que da sustento al bloqueo y a aprobar una cuantiosa partida presupuestaria para continuar financiando la contrarrevolución y el cambio de régimen en Cuba. Aquella frase de Fidel “hechos, no palabras” nunca parece más acertada (1).
Pasó poco más de dos años de aquel día histórico, pero poco ha cambiado a pesar de los discursos. El bloqueo -principal obstáculo para el desarrollo económico- continúa y el pueblo cubano lo sigue sufriendo sobre sus espaldas como hace 55 años. Obama anunció el fin de la prohibición de comerciar internacionalmente en dólares estadounidenses, pero en la realidad Cuba aún no puede utilizar esa moneda, lo que hace que incurra en gastos adicionales al utilizar bancos intermediarios a tipos de cambio altos; a la vez que, EE.UU impone multas multimillonarias a los países, bancos y empresas que violen el bloqueo.
Cuba continúa sin poder importar productos que contengan un 10% o más de materia prima estadounidense o comerciar directamente con empresarios de un país que queda a 90 millas de distancia. Esto implica enormes pérdidas en fletes para el gobierno cubano, al tener que obtener productos básicos para la población en mercados lejanos, muchas veces a sobreprecio, pues el Estado socialista cubano garantiza la base de la alimentación de su población, así como los medicamentos que Cuba no puede producir pero que le son necesarios. Incluso Estados Unidos ha adquirido a lo largo de estos años, empresas de terceros países que comerciaban con Cuba con el único objetivo de continuar ahogando la economía cubana y con ella la Revolución.
Ha habido algunos avances en la relación entre ambos países, pero no todos los que podrían beneficiar a Cuba. Por ejemplo, se ha levantado la prohibición de exportación a Estados Unidos de determinados productos cubanos. Casualmente son medicamentos que Cuba produce –y en lo que cuenta con reconocida excelencia- y Estados Unidos no.
La Ley Pies Secos, Pies Mojados -que da sustento a la Ley de Ajuste Cubano que aún existe de fondo- que fomentaba la emigración ilegal y privilegiaba a los cubanos que llegaran de forma ilegal a Estados Unidos “huyendo del comunismo” -ley con la que no contaron jamás los millones migrantes económicos de Latinoámerica y el Caribe- y el Programa PAROLE de cooptación de profesionales de la salud, fueron derogados en el último suspiro presidencial, antes que la administración Obama le diera paso a la deportación de inmigrantes ilegales prometida en campaña por Trump. Sin dudas ha sido un gran triunfo de Cuba, producto de negociaciones conjuntas y de un reclamo continuo del gobierno cubano en cada ronda bilateral que se desarrolló desde el día en que se reiniciaron relaciones.
Obama llamó a la juventud a olvidar la historia en su visita a Cuba. Difícil se hace olvidar la historia que hace a los pueblos libres, mucho más cuando esa historia está presente en cada acto cotidiano.
Obama se fue, el bloqueo y la Base Naval se quedaron. Podría haber pasado a la historia como el único presidente de EE.UU que se atreviera a eliminar el bloqueo genocida, inmoral e ilegal más largo de la historia de la humanidad y la primera Base Naval – instalada hace más de un siglo-. Habría honrado así el Premio Nobel de la Paz y las expectativas que en el centraron millones en el mundo.
La administración Trump parece tener la intención de mantener la estrategia histórica de Estados Unidos contra Cuba. Hasta ahora, al menos por las declaraciones de campaña y las de sus voceros actuales, promete revisar los acuerdos básicos en los que se ha avanzado.
Nuevos desafíos se abren para América Latina y el Caribe, con un Presidente impredecible en EE.UU. y la puesta en marcha de una nueva estrategia de dominación geopolítica que avanza con la derechización regional. Pero a no dudarlo, el pueblo cubano seguirá fiel a sus principios de soberanía, independencia y solidaridad internacional, tal como lo expresó el presidente cubano Raúl Castro en la reciente Cumbre del ALBA (3). Cinco décadas de victoriosa batalla en la construcción del Socialismo nos dan esa certeza.
(1) Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, 1 de Mayo de 2002, Plaza de la Revolución José Martí, La Habana.
(2) Fidel Castro Ruz, “El hermano Obama”. Publicado en Granma, 28 de marzo 2016. http://www.granma.cu/reflexiones-fidel/2016-03-28/el-hermano-obama-28-03-2016-01-03-16
(3) Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la XIV Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP, Caracas, Venezuela, 5 de marzo de 2017. https://cubaenresumen.wordpress.com/2017/03/07/raul-castro-en-la-cumbre-del-alba-estamos-en-una-etapa-crucial-de-nuestra-historia/
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