Texto y fotos: Minoska Cadalso Navarro
Llegamos a Isla Margarita acariciando un propósito, conversar con el venezolano que cuidó al Comandante en Jefe Fidel Castro cuando se celebró en esta porción de tierra ubicada en el mar Caribe, la séptima cumbre Iberoamericana.
Guillermo Acevedo nos recibió en el hotel Hesperia; estábamos en el mismo escenario, habían pasado 18 años desde que agentes de la Guardia Costera interceptaran accidentalmente, en aguas puertorriqueñas, al yate La Esperanza, cuando se dirigía hacia la Isla venezolana para realizar un atentado contra el presidente de Cuba.
“¿Saben que le dije a Fidel?, que era de San Pedrito en Santiago de Cuba (ríe) porque he estado tres veces en Cuba, y lo que me gusta es Santiago”, Guillermo no para de hablar, es un hombre afable, pienso que lo envuelve la emoción.
“Trabajé con los compañeros de la seguridad cubana durante tres meses, de ellos aprendí mucho, son muy rigurosos, bajamos y subimos esos cerros que están frente al hotel en innumerables ocasiones, calculábamos distancias, las salidas por diferentes puntos, en fin, queríamos que todo saliera bien”
El intento de asesinar a Fidel días antes de la Cumbre se manejó de manera muy confidencial, “yo lo supe porque estaba entre ellos, pero se tomaron todas las medidas de seguridad, por ejemplo se cambió de habitación, en un principio debía estar en la 2003, pero tenía vista a la calle, entonces lo alojaron en la 2005, más resguardada y segura”
“Y fíjese si todo fue compartimentado que solo hoy, 18 años después yo me entero de eso”, así lo asegura Mónica Martínez la ama de llaves del Hotel Hesperia. “Recuerdo que temprano en la mañana fui a ordenar la habitación, la 2003 y me dijeron, no, el Comandante no quiere que la arreglen ahora, nosotros le avisaremos y ahora fue que supe que nunca había estado ahí”
Guillermo sonríe al escuchar a su compañera, entre sus manos el libro Fidel y la Religión deja ver las huellas del tiempo, “él me lo regaló, fue el día 9, como a las 6 de la mañana me dicen que el Comandante me quería ver, era para agradecerme porque el día antes un fotógrafo con una cámara muy grande se le puso delante, muy cerca, yo me interpuse para protegerlo y parece que se lo contaron”.
Me dio las gracias, y me firmó el libro, yo tenía que alzar la vista para mirarlo, es un hombre muy grande y de verdad no es porque ustedes me estén entrevistando, yo iba a protegerlo con mi vida”
Ha transcurrido más de una hora, en ese tiempo, junto a Guillermo, caminamos por la habitación donde estuvo Fidel, hoy en reparación, “esto es historia, se lo cuento a mis hijos, a mis nietos, he sacado muchas copias de esas fotos porque la gente me las pide, nunca antes había hablado con ningún periodista y estoy feliz de hacerlo con ustedes. Se detiene y pregunta “¿le puedo mandar un saludo al Comandante?, que Dios le de mucha salud, tengo 67 años, pero igual estaría dispuesto a cuidar de su vida, estoy a su orden”
Cubadebate
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