Resumen Latinoamericano, 2 de noviembre de 2015
– Desde la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) alertamos sobre la apertura por parte de la Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina (DAIA) de una causa penal contra el periodista y director de “Resumen Latinoamericano”, Carlos Aznárez, a quien se trata de hostigar en su derecho a informar y expresar públicamente su solidaridad con el pueblo palestino. Reproducimos comunicado de la RNMA:
– Desde la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) alertamos sobre la apertura por parte de la Delegación de Asociaciones Israelitas de Argentina (DAIA) de una causa penal contra el periodista y director de “Resumen Latinoamericano”, Carlos Aznárez, a quien se trata de hostigar en su derecho a informar y expresar públicamente su solidaridad con el pueblo palestino. Reproducimos comunicado de la RNMA:
El atropello adquiere más gravedad y significación cuando en función del procedimiento judicial se obliga a entregar -a través de una intimación a Google- de todos los correos del periodista y del medio al que representa desde julio de 2014 hasta la fecha. Esta medida de por sí vulnera el derecho a la privacidad y protección de las fuentes de información que posee cualquier profesional de la comunicación en nuestro país y en el mundo.
Es por ello que REPUDIAMOS esta actitud persecutoria que embiste explícitamente contra derechos amparados en la Constitución Nacional, y expresamos nuestra SOLIDARIDAD con el periodista y público militante de los Derechos Humanos, Carlos Aznárez, esperando que cesen las medidas judiciales que hoy lo afectan. Deseamos también que hechos como este no se repitan contra ningún otro trabajador o trabajadora de prensa cuya función inherente es informar, expresando libremente sus ideas.
Adhesiones a: solidaridadconcarlosaznarez@hotmail.com
Red Nacional de Medios Alternativos
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¡Emocionante y comprometido escrito solidario de un maestro y compañero de trinchera Unai Aranzadi!
POR UNAI ARANZADI
El año pasado recibí un correo. Era de Carlos Aznárez, el periodista argentino de padre vasco que durante la feroz represión de las dictaduras australes trabajó como redactor de la agencia clandestina ANCLA. Un imprescindible para cualquiera que conozca los últimos 40 años de lucha popular en América Latina, e historia viva del periodismo sudamericano.
En ese fascinante sistema de redacción underground totalmente eficiente y riguroso que fue ANCLA, además de Carlos Aznárez, había otras figuras que -aún hoy relegadas por la nueva ola liberal que domina el oficio- son ya parte indiscutible del Olimpo profesional. Es el caso de Rodolfo Walsh, pionero del periodismo literario, mucho antes de que Tom Wolfe le pusiera el cascabel al gato, e incluso antes de que Capote escribiera su magistral “A sangra fría”. A Walsh, el tipo que desapareció a manos de los milicos por escribir libros brillantes y dirigir una agencia que descubrió el exterminio de toda una generación, no se le menciona apenas cuando hoy escriben sobre periodismo literario en El País. O cuando se dan discursos vacíos en las entregas de premios a miradas domesticadas que buscan aceptación y no liberación. O cuando se obvia la relación ineludible entre capital y pobreza en las páginas de los nuevos cronistas a sueldo de Soros, La Caixa o el matrimonio Gates.
Tras recibir el correo de Carlos, y para comenzar a colaborar con él, el pasado mes de septiembre, trabajé dos semanas con los refugiados y migrantes en sus últimos kilómetros antes de solicitar ayuda o asilo en Suecia. Escribí un reportaje poco convencional y muy extenso pensado exclusivamente para la revista mensual que él edita en Buenos Aires y distribuye por varios países. Se llama Resumen Latinoamericano, y es un medio abiertamente de izquierdas, fielmente apegado a los valores por los que tantos compañeros de pluma dieron la vida. Orgulloso de que sea así, mi reportaje se imprimirá en este número de noviembre, por lo que me siento muy honrado de tener relación directa con Carlos Aznárez; superviviente de ANCLA, amigo de los pueblos y periodista que cumple una función social de innegable relevancia. ¿Lo dudas? Pregunta quién es Carlos en las comunas, las veredas y resguardos del hemisferio sur. Y acto seguido pregúntales a esas mismas personas quién es cualquier reportero hipster del medio de moda. A ver a quién de ellos conocen, quién es más querido, y quién te dicen que les ha ayudado más. ¡Ah!
Y ahora, en un nuevo intento por acallar a Carlos, una denuncia penal formulada por la Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas (DAIA) le acusa lisa y llanamente, de ser solidario con el pueblo palestino. En un delirante acto de censura, la DAIA y sus abogados, se personaron ante la Fiscalía Nº 25 para acusarlo de “antisemitismo”. Las razones esgrimidas para tamaño procedimiento son más que burdas. La DAIA se refiere a su participación en una actividad solidaria con el pueblo palestino en agosto del año 2014, cuando toneladas de bombas israelíes caían sobre Gaza y provocaban miles de muertos inocentes -con un alto porcentaje de niños y niñas- entre la población de esa ciudad, así como hoy ocurre en Cisjordania.
Google, que es el Gran Hermano a quienes sus esclavos financiamos y adoramos, como no podía ser menos, le ha comunicado que en el plazo de muy pocos días va a poner a disposición de esta ralea sionista, todos sus correos electrónicos, violando el derecho a la intimidad, la libre comunicación y el secreto profesional que se le debe a todo periodista.
¿Formulará una queja formal la organización Reporteros Sin Fronteras, o callará como ha hecho con tantas otras víctimas que no responden a su torticera visión de la libertad de información y el periodismo? Siendo un hábito generalizado cuando se trata de periodistas con ideas de izquierda, lo más probable es que no digan nada, pues Carlos no comparte su discurso neoliberal sobre la prensa y “la verdad”. Dicho por el conjunto porteño Las Pelotas en una de sus canciones más bellas: “Cuánto por saber. Sólo divulgar. La verdad. ¿Cuál es tu verdad? ¿Qué está en tu corazón? ¿Se va a poder comprar?”. El de otros periodistas, medios e instituciones varias se ha comprado, pero el de Carlos sigue libre, y por eso lo necesitamos. No hay ni siquiera que estar de acuerdo con su forma de entender el periodismo o su ideología. Basta con amar y respetar el derecho a la libertad de expresión sin faltar a la verdad. Que no escondan este nuevo atropello en su siniestro armario de hombres y mujeres sin derecho efectivo a escribir, ser defendidos y resarcidos.
Aurrera Carlos, beti bezala nago zurekin!
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