Laura V. Mor. Fotos: Héctor Planes Mesa, Resumen Latinoamericano Cuba.- El 15 de mayo de 1948 ocurrió en Oriente Medio un genocidio, una operación de “limpieza étnica” conocida como Al Nakba, donde 531 ciudades fueron destruidas y miles de niños y adultos asesinados. Ese 15 de mayo de 1948 se transformó en el día en que la tienda de campaña fue símbolo del retorno y los campamentos, símbolo de la resistencia.
“Palestina nunca me olvido de ti” fue el nombre con el cual jóvenes estudiantes palestinos de distintas organizaciones conmemoraron este día en el Memorial Salvador Allende del barrio habanero de Vedado, con la presencia del Embajador del Estado de Palestina en Cuba Akram Samhan, José Prieto, director de África del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), representantes del Secretariado de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y de la Universidad de La Habana; y Graciela Ramírez Cruz, coordinadora del Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos, junto a miembros de este Comité.
Se cumplieron 69 dolorosos años del día en que fuerzas sionistas despojaron al pueblo palestino de sus tierras. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) cataloga como refugiados palestinos a aquellas "personas cuyo lugar de residencia habitual era el Mandato Británico de Palestina entre junio de 1946 y mayo de 1948 y que perdieron sus casas y medios de vida como consecuencia de la Guerra árabe-israelí de 1948". Llaman guerra a lo que fue ocupación, llaman perder sus casas al saqueo y la invasión. Así es su solidaridad, inmersa en un cinismo despiadado, que, luego de haber avalado y protegido al Estado de Israel en sus sucesivos ataques contra el pueblo palestino, intenta mostrar al mundo su preocupación hacia esas mismas personas que han sido despojadas salvajemente de sus tierras, ocupadas por el sionismo, bajo la mirada cómplice de esta organización y un plan para la partición de Palestina aprobada en 1947 (1).
“Dijeron que Palestina era una tierra sin Pueblo, pero los campamentos demuestran lo contrario”, afirmó contundentemente Wassim Rdeini durante su alocución, refiriéndose a los campos de refugiados en donde resisten familias despojadas de sus tierras, y donde jóvenes como él han nacido, arrancados de su Patria.
Con la obra “AlTaghriba” (El exilio) estos jóvenes palestinos, personificaron el drama que padecen miles de personas, manipulado por el poder mediático, viviendo en campos de refugiados, en precarias condiciones, con sus familias divididas, sin saber que ha sucedido con sus hijos y con el dolor de haberlo perdido todo, menos la dignidad, esa que los hace seguir luchando por recuperar lo que les pertenece.
Ahmad Saadi brindó al auditorio, un cancionero en español y en árabe, que, con sentido compromiso, dejó entrever que la causa palestina es una causa que trasciende fronteras, que es bandera de todos aquellos que no se resignan a perder su libertad y que, a pesar de correlaciones de fuerzas desfavorables, continúan persiguiendo lo más sagrado que puede tener un pueblo: su autodeterminación.
Bashar Hamadneh interpretó una poesía titulada “En espera de los que volverán”, de Mahmoud Darwish, dando cuenta de que las nuevas generaciones no olvidan lo ocurrido con sus antepasados, formándose como profesionales en países lejanos, para el día de mañana regresar y continuar dando batalla bajo el ala de la esperanza y la resistencia.
La velada concluyó con un dabka folclórico y popular, como un baile que, aún en la lejanía, los mantiene cerca de su Patria y de esos héroes invisibilizados por los grandes medios de comunicación al servicio de los intereses imperiales, presos políticos en cárceles israelitas que ya suman 7000, entre ellos 300 menores, 200 mujeres, 12 parlamentarios y 26 periodistas, en pésimas condiciones de salubridad y hacinamiento, que al día de hoy llevan su 30 día de huelga de hambre.
(1) Resolución 181/47, ONU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario