26 abril 2016
Por Bárbara Vasallo
Me llegaban por una lista de correo, cuando todavía Facebook, Twitter, Linkedin y los blogs estaban lejos de aparecer en el ciberespacio.
¿Cómo sabrán mi correo? Me preguntaba; pero las noticias fluían ágiles, inmediatas, y Cuba Coraje era la red que proveía tanta información y Rosa Cristina Báez, conocida como la Polilla Cubana, rastreaba noticias, enviaba los correos, y multiplicaba con cientos y cientos de amigos de muchos lugares del mundo la verdad de Cuba.
Con el tiempo y un ganchito supe que, además de salvaguardar y difundir siempre la realidad de la Isla, integraba la Tropa Cósmica, ese grupo numeroso que en cualquier lugar del mundo comparte la pasión por la obra de Silvio Rodríguez, ese trovador que une a mucha gente, entre otras cosas por ser un gran ser humano.
Andando ya Facebook y Twitter y Linkedin y los blogs, empezamos a compartir y socializar contenidos, denuncias sobre la manipulación que los consorcios mediáticos publican en contra de la Mayor de las Antillas.
Fue la Polilla de las primeras en enrolarse en la campaña por la Liberación de Los Cinco, que tuvo en las redes sociales de la Internet un gran campo de batalla, una batalla inteligente, con paciencia. Intercambiaba cartas con los antiterroristas, estaba al tanto de cuánto juicio, reclamación, solicitud estuviera relacionada con el caso. Lloró cuando todos pisaron suelo cubano, lloró como muchos cubanos y cubanas.
Un día llegó a Matanzas a un encuentro de blogueros, otro día vino a decir algunos de sus poemas en una peña que tenía mi Rey en la casa del joven creador de mi ciudad. Ese día vino con Vicente Feliú y Aurora, su esposa, ese día hizo mucho frío en la urbe de ríos y puentes; pero la gente disfrutó. Rosa estaba contenta.
Comimos en familia fritada de bonito, tamales, vegetales y arroz congrí, tomamos vino y se llevó una copia de mi foto con Fidel.
El día que Segunda Cita -el blog de Silvio Rodríguez-, cumplió su primer lustro y nos reunimos los segundaciter@s en el Patio de las Yagrumas, del Centro Pablo, en La Habana Vieja, institución que encabeza nuestro querido Víctor Casaus, le llevé, como a casi todos, un texto de Vigía, esa editorial que hace a mano todos sus libros, y brillaron sus ojos como el de una muchacha pícara, feliz.
Me llamaba hermana y a mi Rey “sobrino preferido” muchas veces hablamos, otras bastaba con un “like” o con retuittear uno de sus contenidos. Ella, la Polilla, siempre estaba…
Hoy la noticia sacudió de un tirón todas las fibras. No atino apenas a coordinar bien las ideas. Sabía que estaba enferma; pero ¡Rosa, mija, no era para tanto…!
Su vida toda la dedicó a defender a Cuba, y como dijo Silvio al conocer de la noticia “Hoy como nunca son una sola” y la contundente frase da fuerzas. Descanse usted en paz, Polilla Cubana, hay una hueste en pie, para seguir en el camino…
(Tomado del blog Barbarísima Cuba, de Bárbara Vasallo)
Polilla Cubana, descanse usted en paz:
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