Esta decisión obedece a lo que ordena el gobierno de los Estados Unidos de América en su guerra contra Venezuela Bolivariana para apoderarse de sus recursos naturales y convertirla nuevamente en su patio trasero.
No lograron derrotar al bravo pueblo de Bolívar y Chávez con la guerra económica sostenida por más de cuatro años que afecta fundamentalmente al pueblo. Tampoco con la absurda declaración de que "Venezuela significa un peligro para la Seguridad Nacional de los EU". Es irrisorio que lo diga el país más poderoso y peligroso del mundo, el que tiene el mayor arsenal de armas letales y destrucción masiva, el que invade, ocupa, siembra la guerra y está destruyendo el planeta. Pero se torna sumamente serio cuando quien se observan las consecuencias de quien se erige como amo del mundo.
No lograron detener la obra emancipadora y antiimperialista que Chávez delegó en Maduro, ni todas las presiones que llegan al absurdo de imponer sanciones a los máximos dirigentes del gobierno, incluido su Presidente. Ni con más de cien días de violencia extrema que dejaron 120 muertos, muchos de ellos quemados vivos, saqueos, incendios de bienes sociales, incluidos hospitales de niños, destrucción de comercios y numerosas pérdidas materiales. Tampoco lo lograron llamando a derrocar el gobierno, a pesar de la puesta en escena de la campaña mediática más feroz del siglo XXI para desvirtuar la realidad y legitimar la intervención que el imperialismo, en coordinación con los gobiernos de derecha de la región y de Europa prepara junto a la oligarquía parasitaria, mafiosa, terrorista, anexionista y colonialista de Venezuela.
El domingo 30 de julio ese pueblo humilde hizo trizas los planes imperiales, sin arrojar una sola piedra, sin proferir insultos, ni quemar banderas. El pueblo ganó las calles portando como arma indestructible su amor y compromiso al proceso que le ha devuelto la dignidad y el orgullo de saberse soberanos.
Más de ocho millones de venezolanos y venezolanas cruzaron ríos, bajaron cerros, eludieron los cercos, la violencia y la amenaza constante de los grupos terroristas y la derecha fascista que llamaron permanentemente a boicotear la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.
Con la sonrisa en el rostro ganaron la batalla más hermosa por la dignidad, ejerciendo el derecho soberano que solo les concierne a los venezolanos a decidir su futuro. Dieron al mundo otra lección de verdadera democracia, dejando a la mal llamada "oposición" carente de argumento alguno.
El empeño ahora del imperialismo es cuestionar lo incuestionable, desconocer los resultados de uno de los sistemas electorales más transparentes del mundo y más atacado.
Intentan dar paso a las sanciones como castigo a todo el pueblo, a través de gobiernos tutelados, cuestionados por las grandes mayorías por su carácter entreguista, represor y corrupto.
Con qué moral el gobierno derechista de Mauricio Macri pretende de manera arbitraria e ilegal suspender a Venezuela de todos sus derechos y obligaciones siendo un estado parte del Mercosur que ha cumplido con cada uno de sus compromisos. Denunciamos tambi
én las graves amenazas a dos
estudiantes venezolanos que cursan estudios en Argentina.
El gobierno que entregó el país a los Fondos Buitre de EE.UU y lo ha sometido a una deuda por cien años. El corrupto gobierno argentino que condonó la deuda más grande de una empresa privada de su propia familia con el Estado. El mismo que mantiene presa, contra la decisión de la ONU, a la dirigente social Milagro Sala desde enero del 2016. El de los cientos de miles de despidos y la miseria creciente. El que ordenó a la Gendarmería y las fuerzas represivas incendiar las casas de los pobladores solidarios con
Facundo Jones Huala, lider mapuche preso ilegalmente en Esquel, ciudad del sur de Argentina, y reprimió salvajemente, con un saldo de decenas de heridos y detenidos a las personas que se solidarizaron con él, en Cushamen-Chubut, en el marco de la represión a la Comunidad Mapuche. Entre ellos
Santiago Maldonado joven argentino de 28 años, detenido y secuestrado por la Gendarmería el 1ro de agosto durante el ataque represivo, que continúa desaparecido y por quien exigimos su aparición con vida.
Cómo se atreve el gobierno golpista y corrupto de Temer que despojó a Dilma del poder con un golpe judicial, mediático y parlamentario, a hablar de interrupción institucional en Venezuela por haber celebrado la elección a la Asamblea Nacional Constituyente, cuyo objetivo principal fue devolver la paz, la estabilidad y el diálogo. No solo es arbitrario, sino ilegal, violatorio del Derechos Internacional y claramente injerencista pretender aplicar el Protocolo de Ushuaia a un estado miembro por ejercer los derechos que emanan de su Constitución. Ni siquiera han sido consultados
otros Estados miembros como Bolivia.
Nada nos extraña de Paraguay después del golpe blando contra Lugo, que mantiene en sus cárceles en condiciones terribles a luchadores populares, mientras su pueblo desfallece en la peor miseria. Lamentamos el voto de Uruguay que contradice su historia y no representa al pueblo uruguayo, tal como lo están expresando sus organizaciones populares.
No ayuda a la paz en Venezuela, ni en la región, conspira contra la declaración de la CELAC "América Latina Zona de Paz" y no representa el sentimiento de hermandad que caracteriza a nuestros pueblos.
Rechazamos el silencio de algunos sectores progresistas a los que Chávez tanto abrazó, y nos indignan las declaraciones oportunistas de los que llaman dictadura a lo que es democracia y represión a la respuesta responsable de un estado soberano ante la permanente agresión. Para prueba el ataque terrorista y mercenario en la madrugada de este domingo a Fuerte Paramacay derrotado por la FANB. Exigimos se respete la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz de la Asamblea Nacional Constituyente, instalada este sábado que ha convocado a expertos en Derechos Humanos que arrojarán luz y evitarán la impunidad de los graves hechos ocurridos en Venezuela en estos meses.
Más allá de la ilegalidad de las medidas que pretenden adoptar, ninguna nueva maniobra de la OEA y ningún cuarteto de gobiernos cipayos podrán sacar a Venezuela del Mercosur. Junto a
Alba Movimientos, el Comite Brasileiro pela Paz na Venezuela y las organizaciones de la solidaridad internacional nos convocamos en alerta y movilización permanente en solidaridad con Venezuela Bolivariana, la Asamblea Nacional Constituyente y el gobierno de Nicolás Maduro.
Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos
6 de agosto de 2017
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