15 de enero 2019
En Belice lo multicultural te rodea, te abraza y te hace sentir preso de lo real maravilloso.Foto: Travelbelize |
Llegar a Belice es abrir una página de cualquiera de las novelas de Alejo Carpentier. Lo multicultural te rodea, te abraza y te hace sentir preso de lo real maravilloso.
La primera impresión de todo país es el aeropuerto -si lo sabemos los cubanos- y más allá de mecanismos y procesos migratorios, en Belice se confirma aquello de que nadie se parece a nadie. Hombres y mujeres negras, mestizas, de facciones asiáticas, de origen maya o representantes del pueblo “garinagu” obligan al visitante a entender como es nuestra América.
En Belice la lengua es una fiesta de nacionalidades. El idioma oficial es el inglés pero también se habla Español, Garífuna, Maya-Kekchi, Maya Mopan, Mandarín, Alemán, Arabe y todo en una sopa de sabores y colores indescriptible.
En Belice “Buenos Días” tiene muchas maneras: “Gud Mawnin” (kriol), o “Buiti Binafi” (Garifuna) son solo ejemplos de una cultura mezclada a pesar o a propósito de una historia no menos entrelazada, y resultado de un mundo en el que el colonialismo aberrante impuso ideas y costumbres externas que no lograron romper no obstante el tejido ancestral y único.
Ubicado en Centroamérica, Belice limita al norte con Mexico, al sur y al oeste con Guatemala y al este con el Mar Caribe.
Sorprende esta nación por su biodiversidad y diferentes ecosistemas. Madera preciosa (a contrapelo de siglos en los que metrópolis sedientas pretendieron despojar estas tierras de sus mejores riquezas), reservas de vida silvestre y quizás el sistema de cuevas mas grande de esta parte de las Américas, que nos llevan a los tiempos en los que el milenario pueblo maya resistió la embestida colonial.
Sitios arqueológicos preservados por varios siglos nos recuerdan que fue precisamente el pueblo maya el primero que habitó estas tierras. “Caracol”, “Lamanai”, “Altun-Ha” son apenas ejemplos de una arquitectura impresionante, que nos convence que nada tenemos que envidiar a las grandes urbes europeas y sitios históricos de otras civilizaciones mas reconocidas en el mundo occidental.
En 1840 Belice se convirtió en una colonia inglesa y así fue conocida durante muchos años como “Honduras Británica” con esa manía imperial de intentar clavar su bandera cada vez que tomaban posesión y punta de espada y cruz.
Por cierto, fue en 1863, con solo 10 años que nuestro José Martí visitó esta nación de la mano de Don Mariano, algo sobre lo que aún se conoce poco.
141 años tuvieron que pasar para que Belice adquiriera el 21 de septiembre de 1981 su condición de país independiente, aunque como en muchas de las excolonias inglesas aún mantienen un Gobernador General como representante de la Reina de Inglaterra.
En Belice las tradiciones y costumbres mezclan más de ocho culturas diversas y eso se advierte desde que te levantas hasta que te vas a la cama.
Cuba y Belice tienen una larga historia de relaciones en muchos terrenos.
Nos sentimos muy orgullosos de que Martí estuviera por estas tierras y el rescate de ese pasaje es aún asignatura pendiente en la que trabajamos las instituciones de ambos países de conjunto con el Centro de Estudios Martianos y el Instituto Nacional de Historia y Cultura de esta hermana nación.
Es un soberano orgullo tener un espacio de esta tierra en el que se le rinde tributo a Martí.
Una humilde calle en “Benque Viejo del Carmen”, cerca de la frontera con Guatemala, lleva el nombre del Maestro y a ese lugar desde hace años acudimos beliceños y cubanos para honrar al hombre de “Nuestra América”.
Fue a principios de los 90 cuando llegaron a Belice, aun sin establecer relaciones diplomáticas, los primeros colaboradores cubanos de la salud, y desde esa fecha no ha cesado el intercambio.
El paso del terrible huracán “Mitch” por Centroamérica en 1998 y su devastador daño motivó que esa cooperación de incrementara.
La decisión de Cuba de enviar médicos a las zonas afectadas en las que la muerte y la tragedia se hicieron escena común, inició un proceso que hoy tiene resultados importantes en los niveles de salud de los beliceños.
La genialidad de Fidel al crear el programa de la “ELAM” ha posibilitado que mas de 200 jóvenes beliceños sean hoy profesionales de la salud que presten su talento y sacrificio al bienestar de su gente
Decenas de cubanos del sector de la salud han pasado por Belice en estos años. En la actualidad casi un centenar de galenos y técnicos de salud dispersos por toda la geografía beliceña son el paisaje cotidiano y receptor del amor y el agradecimiento de este pueblo.
En Belice prestan su servicio también entrenadores deportivos cubanos como parte de un acuerdo entre los comités olímpicos de ambos países y la entidad Cubadeportes.
La cultura, verdadero camino de relación entre los pueblos, es también un ejemplo de las relaciones entre beliceños y cubanos. Artistas de la plástica, músicos y poetas de nuestra nación han pasado por importantes eventos y festivales en Belice y representantes de este país nos han visitado a Bienales de la Habana y festivales de música.
Junto al resto de los países de la CARICOM (es el único país de Centroamérica que pertenece a este mecanismo de integración), Belice ha mantenido su solidaridad con nuestro país en el acompañamiento en la batalla contra el bloqueo en Naciones Unidas y en otros foros internacionales y junto a Cuba ha defendido la decisión de preservar nuestra zona como territorio de paz al ser también estado miembro de la CELAC.
Los beliceños tienen un especial cariño por Fidel, de quien siempre recuerdan su defensa y el reconocimiento al proceso de independencia.
Ejemplo de ese amor fue el solemne tributo que el pasado noviembre en ocasión del segundo aniversario de su partida física le hiciera el Parlamento en pleno a iniciativa del Primer Ministro el Muy Honorable Dean Barrow quien nos está visitando por estos días en La Habana.
Sin precedentes en este país emociona recordar como políticos de diferentes tendencias ideológicas y posiciones políticas rindieron homenaje al hombre que solo pensó en brindar solidaridad y amor a sus semejantes.
Ese es el Belice que hoy nos visita en la persona de su Primer Ministro, al que brindaremos nuestra hospitalidad y al que ratificaremos nuestro compromiso de defender el proyecto de integración por el que tanto hemos luchado por una América Unida y en Paz.
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