martes, 2 de diciembre de 2014

Francisco Letelier pide a Obama libertad para los tres cubanos presos en EEUU | Cubadebate

1 diciembre 2014

Francisco Letelier en Washington, en el lugar donde fue asesinado su padre, Orlando Letelier.
Francisco Letelier en Washington, en el lugar donde fue asesinado su padre, Orlando Letelier.

Francisco Letelier es el hijo de Orlando Letelier, quien fuera Canciller de Chile durante la Presidencia de Salvador Allende y fue asesinado el 21 de septiembre de 1976 en Washington D.C., por una bomba que activaron terroristas de origen cubano. Francisco acababa de cumplir 17 años.
Hoy, Francisco es un reconocido artista y autor nacido en Chile.  Por más de 25 años, Letelier ha creado arte que cruza las disciplinas y culturas construyendo conexiones entre las Naciones e individuos. Ha participado en proyectos a lo largo de las Américas y Europa. Es conocido también por sus conferencias, y escritos. Sus artículos han sido publicados en el New York Times, Washington Post, los Ángeles Times y otras publicaciones en todo el mundo.
A continuación, la carta enviada al Presidente Barack Obama
5 de Diciembre de 2014
Presidente Barack Obama
The White House
1600 Pennsylvania Avenue NW
Washington, DC  20500

Estimado Señor Presidente,
He seguido de cerca el caso de los 5 cubanos desde que fueron arrestados en 1998 y cuando fueron aislados en celdas de castigo durante 17 meses. Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labaniño Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert son cinco ciudadanos cubanos que residían en los Estados Unidos monitoreando pacíficamente las organizaciones terroristas con sede en Miami. Ellos fueron declarados culpables de varios cargos, incluyendo no haberse registrado como agentes extranjeros y conspiración para cometer espionaje.
Como usted sabe, hubo innumerables irregularidades durante el juicio y durante el resto de los procedimientos legales contra los Cinco. Un número de periodistas fueron contratados para escribir artículos retratándolos como peligrosos espías para predisponer a la opinión pública a un veredicto de culpabilidad. Gerardo Hernández, fue declarado culpable de “conspiración para cometer asesinato” en el derribo de dos avionetas civiles que incursionaron ilegalmente el espacio aéreo cubano en febrero de 1996 y cuya respuesta correspondió íntegramente a la Fuerza Aérea Cubana.
Hernández fue sentenciado a dos cadenas perpetuas más 15 años, a pesar de que la evidencia existente contra él demostraba su inocencia y que las autoridades de Estados Unidos sabían más sobre esas incursiones ilegales que el acusado. En agosto de 2005, la Corte de Apelaciones decidió anular las condenas de los Cinco y ordenar un nuevo juicio. Pero bajo la presión del Fiscal General Alberto Gonzáles la decisión se revirtió en una acción muy irregular.
Poco antes, en mayo del mismo año, el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas encontró que el encarcelamiento de los Cinco violaba el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Dos de los hombres Fernando González Llort y Rene González Sehwerert han sido puestos en libertad después de haber cumplido la totalidad de sus sentencias.
Miles de personas, incluyendo premios Nobel, ex presidentes y líderes reconocidos a nivel internacional y cientos de distinguidos parlamentarios y juristas de todo el mundo creen en la inocencia de estos hombres y piden que sean liberados. Muchos de ellos le han escrito a Ud. para instarlo a que les conceda el indulto y otros han firmado peticiones pidiendo a la Corte Suprema revisar el caso. Ellos creen, como yo, que los 5 Cubanos estaban defendiendo a su pueblo contra actos de terrorismo planeados por grupos de cubano-americanos, con sede en Miami y otras ciudades de Estados Unidos. Los ataques terroristas de estos grupos han resultado en la muerte de cerca de 3.500 personas y han lesionado a más de 2.000. Pero además, esos ataques no solo fueron cometidos contra la isla de Cuba.
Los actos de terrorismo que los 5 Cubanos estaban tratando de evitar, han ocurrido también a unas pocas calles de la Casa Blanca en Washington DC. En 1976, terroristas cubano-americanos conspiraban con agentes enviados desde Chile por el dictador Augusto Pinochet y mataron a mi padre Orlando Letelier y su compañera de trabajo una estadounidense de 23 años de edad, Ronnie Karpen Moffitt, en un coche bomba en Embassy Row. Los Cubano-americanos Virgilio Paz Romero, José Dionisio Suárez, Alvin Ross Díaz y los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, trabajaron en coordinación con agentes chilenos, siguieron a mi padre, vigilaron nuestra residencia y ayudaron a manufacturar el artefacto explosivo que acabaría con la vida de mi padre y la de Ronnie. Tres de los hombres involucrados fueron encontrados culpables de asesinato. Guillermo Novo y Díaz fueron condenados a cadena perpetua e Ignacio Novo recibió ochenta años. En la apelación, sin embargo, los hombres fueron liberados por un tecnicismo. Estos hombres tenían profundas conexiones con la Coordinación de Organizaciones Revolucionaras Unidas (CORU) y los conocidos terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles y después de ser liberados renovaron sus actividades delictivas.
Han pasado 38 años desde que mi padre fue asesinado en el primer ataque terrorista en la capital de la nación por un gobierno extranjero y sus asesinos a sueldo. Aunque ha pasado mucho tiempo, hay todavía mucho por develar sobre el complot.
El año pasado el gobierno de Chile reabrió la investigación sobre el asesinato de Ronnie Karpen Moffit, la joven mujer de Nueva Jersey, recién casada, quien se ahogó en su propia sangre cuando una esquirla de la explosión le perforó la garganta en la acera de Sheridan Circle. Parte de los implicados en el asesinato hoy se encuentran libres. Otros han permanecido fugitivos de la justicia hasta que intervinieron fuerzas extraordinarias. Virgilio Paz Romero y José Dionisio Suárez Esquivel figuraban como fugitivos en las diez listas de las personas más buscadas por el FBI durante 12 años, hasta que televidentes del programa “Los Americanos más Buscados” dieron pistas sobre sus paraderos lo que llevó a sus arrestos en los suburbios de Miami.
Al parecer estos criminales no necesitan esconderse, por ejemplo, menos de un mes después del asesinato de mi padre y Ronnie en Washington DC, Luis Posada Carriles y su organización se adjudicó el atentado al avión de Cubana vuelo 455 que acababa de despegar de Barbados con destino a La Habana, donde las 73 personas a bordo de la aeronave fueron asesinadas.
Años más tarde, los 5 Cubanos estaban en los Estados Unidos; estaba claro que sólo esfuerzos extraordinarios conducirían a la justicia. Los Cinco colectaron datos de la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas y otros grupos involucrados en actividades terroristas.
Proporcionaron 175 páginas de documentos que el gobierno cubano entregó a los agentes del FBI en junio de 1998, en relación a la investigación del papel de Posada Carriles en los atentados de 1997 a hoteles de La Habana, que provocaron la muerte de un joven italiano.
En lugar de procesar a Posada Carriles y otros delincuentes conocidos, el FBI utilizó las pruebas para acusar a los 5 Cubanos de varios cargos graves, a tres de ellos conspiración para cometer espionaje. El encarcelamiento de los 5 Cubanos fue un claro paso hacia atrás en las tácticas de la Guerra Fría. Si la justicia hubiese procedido libremente el juicio nunca hubiera tenido lugar, por el contrario, las pruebas presentadas al FBI podrían haber sido utilizadas para detener las actividades terroristas en los Estados Unidos y Cuba.
Es fácil entender por qué alguien como yo apoya a los 5 Cubanos, quienes estaban investigando las organizaciones criminales y terroristas que me privaron de mi padre a una edad muy temprana. Tal vez es más difícil de comprender cuánta más gente como yo existe en los Estados Unidos y América Latina. Una parte importante de su electorado y de su apoyo proviene de las comunidades que han sufrido injusticia y hoy siguen luchando por los derechos civiles y legales. Muchos de nosotros nos basamos en estas experiencias para alimentar nuestro apoyo por la justicia social y para evitar las divisiones. Somos personas que defienden la democracia y los marcos jurídicos y que siguen creyendo que los derechos humanos y la justicia son esenciales para las naciones donde vivimos. Representamos el futuro y nuestras voces resuenan desde Missouri hasta México.
Señor Presidente, Ud. sabe bien que cada paso hacia la creación de un mundo mejor se encuentra a menudo con resistencia, pero los líderes como usted están en posición para desmantelar las políticas que perpetúan la enemistad y frustran el progreso social. Aunque persisten opiniones de la época de la Guerra Fría, una opinión más amplia es que el continuo encarcelamiento de los 5 Cubanos refleja pobremente al sistema legal de Estados Unidos y su historial de derechos humanos. Creemos como usted que la política exterior hacia Cuba está lista para ser escrita desde un nuevo comienzo. 
Usted ha hecho más trabajo para normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba que cualquiera de sus predecesores. Muchas más personas ahora están pidiendo el fin del embargo sin sentido contra Cuba y para una nueva era de respeto y cooperación que beneficiará a todos. Se ha hecho evidente que los Estados Unidos y Cuba pueden ser socios cooperativos. Los médicos cubanos están trabajando en instalaciones estadounidenses tratando pacientes de Ebola en África Occidental. Los líderes del mundo empresarial incluyendo la Cámara de Comercio y Google han instado a otros a unirse a ellos para fomentar las reformas de mercado en Cuba y su sector privado. Más que nunca antes se ha hecho posible que tanto los Estados Unidos y Cuba puedan escapar de ser atrapados en la historia.
Un primer e importante paso en esta dirección es conmutar las condenas y liberar a tres de los Cinco cubanos que enfrentan casi dos décadas de continuo encarcelamiento, uno de ellos en prisiones de máxima seguridad, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero. El gobierno cubano ha ofrecido una reciprocidad humanitaria en el caso de Alan Gross, un ciudadano estadounidense detenido en Cuba, y que muchos esperan vuelva a casa pronto. Avanzando en este tema, Ud. no sólo disminuirá la gran injusticia cometida contra los 5 Cubanos, sino también abrirá la posibilidad de una nueva era de estabilidad y cooperación entre naciones que han estado estrechamente entrelazadas en sus historias, sus aspiraciones y sus pueblos.
Respetuosamente
Francisco Letelier
Muralista y Artista Plástico
Hijo de Orlando Letelier

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