Ninguna de las personas nacidas después de 1976 podrá olvidar su voz. A diferencia de una bella canción o de un discurso inspirador, la voz de él perdurará por siempre por lo terrible e impactante de la situación en que se grabó.
El avión había sido sacudido por el impacto de una primera explosión. La profesionalidad pudo más que el terror y el miedo. El cien por ciento de su esfuerzo fue para que el avión saboteado no se precipitara hacia el mar. Es optimista y piensa que le dará tiempo. No imagina que detrás de la muerte que se avecina está laCIA. Apunta la nariz del avión de regreso a Barbados, cuando siente la segunda explosión y reacciona: «Eso es peor. Pégate al agua».
Su voz la hemos escuchado decenas de veces y no podemos contener las lágrimas, el odio a los culpables, el dolor compartido con los familiares de las víctimas. Cada 6 de octubre es imposible no recordar a cada uno de quienes iban en ese vuelo.
Otra voz se escucha como para no dejar impune el crimen. Una voz que desde la historia anuncia que cuando llora un pueblo enérgico de hombres y mujeres con dignidad: «la injusticia tiembla».
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Cubadebate
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