Las leyes vigentes del bloqueo aún prohíben a los estadounidenses hacer viajes turísticos a la Isla
Yander Zamora Foto:
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
La visita de los cruceros de Carnival es una nueva oportunidad para mostrar “la Cuba que tenemos”, dijo Víctor Juan Veloso Pimienta, director de Havanatur, una de las contrapartes cubanas que ayudó a organizar los recorridos.
Respecto a las perspectivas de crecimiento, Veloso enfatizó que es un nuevo producto en el mercado y necesita tiempo, pero se mostró confiado de que las visitas de este tipo irán en aumento.
Reconoció que la planificación del itinerario de Carnival no fue fácil, a pesar de la experiencia de su empresa en este tipo de actividades, producto de las restricciones que siguen en vigor por la parte estadounidense.
Veloso llamó a ocupar el espacio que se abre, algo en lo que concuerda Rosa María Caballero, la encargada del destino Cuba dentro de Fathom, la filial de Carnival que maneja el Adonia.
Caballero asegura que los cambios registrados en los últimos meses son significativos, tras más de medio siglo de distanciamiento. “También es lindo hacer este tipo de viajes que van más allá del simple turismo”, dijo respecto a los programas “pueblo a pueblo”.
De hecho, la línea Fathom está dedicada por entero a los viajes con “impacto social”, que unen el esparcimiento con conocer otras culturas y experiencias de vida.
En La Habana, donde estarán hasta este martes, está concebido un recorrido por La Habana Vieja, visitar sitios históricos como la Plaza de la Revolución e intercambios con proyectos comunitarios como el Callejón de Hamlet y Muraleando, refirió Caballero.
Añadió que en Cienfuegos, en el quinto día de viaje, visitarán el teatro Terry entre otros espacios culturales de la ciudad. Mientras en Santiago de Cuba, durante el día 6, el plato fuerte será un recorrido por la trocha y lugares icónicos de la ciudad.
Los pasajeros del Adonia no podrán bañarse en las playas cubanas porque las actividades netamente turísticas están censuradas por Washington. Aunque sí tendrán la oportunidad de “sumergirse” en las aguas del Caribe durante el viaje de La Habana a Cienfuegos.
El crucerismo es también objeto de críticas por algunos expertos que apuntan los bajos niveles de compra de los viajeros con todos los gastos incluidos en el barco, así como el daño ambiental que causan en sus rápidas incursiones por las ciudades.
Sin embargo, el director de Havanatur considera que “cada negocio lleva su derrame económico” y que después de hacer los análisis pertinentes su empresa “los ve con buenos ojos”.
Más de un centenar de cruceros operan semanalmente en el área del Caribe, procedentes de distintos países, en un negocio valorado en varios miles de millones de dólares al año.
Pero la Isla se ve imposibilitada de formar parte de la mayoría de los recorridos de empresas de terceros países por las restricciones extraterritoriales de la legislación de Estados Unidos, el principal mercado y destino.
Se calcula que, de abolirse esas leyes, Cuba podría recibir más de un millón de visitantes en cruceros, más allá de si están interesados en sumergirse en su cultura o simplemente en sus playas.
GRANMA |
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