Por
Laura V. Mor, Resumen Latinoamericano Cuba
Habana,
1 de septiembre de 2016.-
Como
todos los inicios de Septiembre desde temprano en la mañana Cuba despierta
ajetreada. Es el reinicio del año escolar y decenas de miles de niños a
lo largo y ancho de toda la isla inician sus clases después de las vacaciones
de verano, todos con la misma alegría, la de saberse forjando su futuro.
Todos
nosotros hemos vivido muchas “vueltas al cole” en nuestros países de origen,
pero les puedo asegurar que la cubana no se asemeja a ninguna. Con uniforme
bordó, en pantalón corto para los niños y en falda-pantalón para las niñas, y
camisa blanca uno puede ver a miles de pequeños con sus mochilas y bolsos rumbo
a la escuela.
Lo
primero que al visitante le llama la atención son esas mochilas livianas que
llevan sobre sus pequeños hombros los escolares. Solemos estar
acostumbrados a ver niños que cargan más peso del que parecen poder soportar ya
desde el primer día de clases.
En
Cuba es diferente. Los materiales didácticos y útiles escolares que los niños
utilizarán durante el año los están esperando en sus pupitres, provistos por el
Estado y organizados por los maestros. Y esto no sólo ocurre en el nivel
primario…para nuestra sorpresa en secundario, preuniversitario y hasta en
universitario cada estudiante cuenta con sus libros y libretas al comenzar el ciclo
lectivo.
Otra
situación que llama la atención es la calma de los padres. Un inicio de clases
en la mayoría de nuestros países implica adquirir la llamada “canasta escolar”
si es posible durante el mes anterior a ese primer día de escuela para evitar
que los precios se disparen. En Cuba uno puede observar a padres acompañando a
sus hijos a ese importante día sin ese stress que genera la responsabilidad de
cubrir los altos gastos que la escolaridad genera; esos padres saben que la
educación es gratuita en el amplio sentido de la palabra, lo que incluye todo
aquello que sus hijos van a utilizar en el año lectivo, aún con las
limitaciones que impone el bloqueo, los lápices y libretas, los libros que
todos cuidan con esmero, porque debe servirle al niño que el próximo año ocupe
su lugar en el aula, hasta la garantía de contar con un almuerzo que siempre
incluye algo de proteína, lo que se pueda, donde jamás falta el plátano, el
huevo o algún tipo de frijol. La presión de las madres es por garantizar la
talla exacta del uniforme, que también otorga el Estado a un precio subsidiado. Saben que todos
esos niños tendrán la misma posibilidad de acceso y el mismo derecho a una
educación gratuita y de calidad, donde el hijo del obrero comparte la mesita o
pupitre con el hijo del diputado, el dirigente o uno de los tantos héroes de la
Revolución.
La
Constitución de la República de Cuba refrenda la educación como un derecho
inalienable del pueblo, pero el bloqueo comercial, económico y financiero
impuesto por Estados Unidos afecta significativamente a distintos sectores de
la sociedad, la economía cubana, y la educación es uno de ellos. Cuba
debe abonar abultadas tarifas en fletes para poder transportar los artículos
necesarios para el normal desarrollo de la vida escolar, sobrellevar un acceso
limitado a información científica y herramientas informáticas que permitan
producir materiales multimedia educativos, por mencionar algunos ejemplos[1].
A
pesar de ello, la educación es uno de los principales logros innegables de la
Revolución cubana, tal es así que ha sido reconocida por la UNESCO como uno de
los sistemas educativos de mayor excelencia latinoamericana y caribeña y un
ejemplo para el mundo, siendo el único país de la región en alcanzar los
Objetivos del Milenio.
Cuba
es uno de los 24 países (el único latinoamericano) que han alcanzado una tasa
bruta de escolarización en la enseñanza preescolar del 80% o superior antes de
1999 y la han mantenido hasta el día de hoy. Ya en ese año el país había
alcanzado más del 97% de escolarización primaria y el 100% en cuanto a la tasa
de alfabetización en adultos[2],
sin distinción de género, ya desde inicios de la Revolución cuando fue
declarado territorio libre de analfabetismo.
Si
pensamos en el número de los alumnos por docente en la enseñanza
primaria, con seguridad ese número llamará la atención desde el exterior, a los
que hemos cursado con cerca de 35-40 compañeros de clase; ya que Cuba se
encuentra muy por debajo de esa media, con aproximadamente 10/20 estudiantes por
docente lo que permite un mayor aprendizaje y aprovechamiento de recursos.
Si
pensamos en Cuba como un país bloqueado por la potencia históricamente
hegemónica del mundo, el logro es infinitamente mayor; pero ese logro no es
casual, es el resultado de la voluntad política sostenida y de la panificación
estatal que en el último año ha designado el 24% del presupuesto público[3], cifra muy superior a la media en
cualquier parte del mundo.
Como
canta Silvio… “a
pesar de los pesares, como sea, ¡Cuba va!” y la educación es
un claro ejemplo de ello, algo que no deja de maravillarnos a los que no hemos
tenido la suerte de poder estudiar en Cuba.
[1] Según
datos del Informe sobre la Resolución 69/5 de la Asamblea General de las
Naciones Unidas “Necesidad
de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados
Unidos de América contra Cuba”, presentado ante
dicho organismo en 2015. Disponible en http://www.cubavsbloqueo.cu/
[2] Según
datos del Informe
de Seguimiento de la EPT en el Mundo, elaborado por laOrganización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
2015. Disponible en http://www.unesco.org/new/es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario