Vice presidente Richard Nixon celebra con Bastista en La Habana |
Por Arthur González*/El Heraldo Cubano-Martianos-Hermes-Cubainformación.- El 18/09/2016 The
Washington Post publicaba un
nuevo artículo contra Cuba con el siguiente titular: “Las
relaciones Cuba-EE.UU. recuerdan al arreglo de Washington con el régimen de
Batista”; realmente apena observar hasta donde ha caído ese prestigioso
diario estadounidense, al dejarse arrastrar por la mafia anticubana, esa que
apoya y protege a connotados asesinos.
Hace
pocos días se conmemoró el 40 aniversario del acto terrorista más cruel y
sangriento que haya sufrido la aviación civil cubana y la del hemisferio
occidental, perpetrado por cubanos al servicio de la CIA como Luis Posada
Carriles y Orlando Bosch, los cuales han vivido plácidamente en Miami bajo la
protección de congresistas mafiosos como Ileana Ros-Lehtinen y Mario
Díaz-Balart; sobre ese horrendo crimen donde murieron 73 civiles inocentes, The
Washington Post no hizo una
reseña para condenarlo.
Sin
embargo, bien diferente es la posición que asume para atacar y ofender al pueblo
cubano, al comparar las actuales relaciones entre Estados Unidos y Cuba, con
los arreglos que la Casa Blanca llevó a cabo con el tirano Fulgencio Batista,
quien asumió el poder de la Isla en 1952 mediante un golpe de estado bajo la
sombrilla protectora de Washington.
The
Washington Post miente una vez más al asegurar que son
los militares cubanos los que se benefician de los actuales negocios
estadounidenses en la Isla, y no el pueblo.
Ante
todo, The Washington Post debería informarse de que la guerra económica
establecida por Estados Unidos contra el pueblo cubano hace casi 60 años, es
quien impide que los cubanos puedan tener una mejor vida, algo reflejado así en
numerosos documentos de la CIA hoy desclasificados.
El
presidente Barack Obama adoptó algunas medidas que pudieran interpretarse como
una “flexibilización” de esa guerra
económica, que Estados Unidos insiste en denominarla embargo, a pesar que la
CIA la llama claramente como guerra económica.
Nada
más lejos de la verdad son esas flexibilizaciones del comercio, publicadas el
26 de enero del 2016, al menos así lo afirmó la Secretaria de Comercio, Penny
Pritzker, en su cuenta Twitter, cuando dijo:
“Las
provisiones firmadas por Obama están diseñadas para apoyar al sector privado
emergente en Cuba y colocarnos más cerca de alcanzar las metas históricas de
política exterior del presidente Obama, y fortalecer la sociedad civil cubana”.
Al
respecto, el secretario del Tesoro, Jack Lew, aseguró:
“Estas medidas, al igual que las que se han
ido tomando durante el último año, envían un claro mensaje al mundo: Estados
Unidos se ha comprometido a potenciar y permitir avances económicos para el
pueblo cubano y continuaremos tomando las medidas necesarias para ayudar al
pueblo cubano a alcanzar la libertad política y económica que merece”.
El
propósito de las flexibilizaciones es fortalecer a los trabajadores privados y
no al Gobierno, a pesar de ser este quien asume los gastos de los servicios de
salud y educación totalmente gratuitos para todos los cubanos, sin distinción
de credos, razas, orientación sexual, o ideologías políticas.
El
mencionado diario citó como ejemplo el supuesto negocio con las visas para los
estadounidenses que viajan a la Isla, al costo de 50 dólares, algo que causa
risa porque no son las organizaciones militares las encargadas de ese asunto,
sino el consulado cubano que, al tener solo una representación en Washington,
tiene que hacer convenios con agencias de viaje para la tramitación de las
visas en otros estados de la unión.
Pero The
Washington Post, al
manipular y desinformar a sus lectores, no menciona que el consulado de Estados
Unidos en la Habana cobra 160 dólares a cada cubano que solicita una visa, la
obtenga o no, y si saben sumar, pueden calcular lo que recauda la Misión
diplomática estadounidense en Cuba, al aprobar anualmente no menos de 20 mil
visas y denegar una suma muy similar.
Por
tanto, la cantidad de dólares que obtiene Washington por concepto de las visas
que pagan los cubanos que desean visitar a sus familiares, es muy superior a la
calculada por el diario norteamericano por parte de Cuba, y con ese monto de
dinero Estados Unidos puede costear ampliamente los múltiples programas para
subvertir el orden interno cubano, en vez de emplearlo en mejoras sociales.
The
Washington Post debería darse a respetar un poco más y
no publicar artículos que le restan cada día más credibilidad, sabiéndose que
Batista fue apadrinado por la Casa Blanca desde el primer día que tomó el poder
en Cuba mediante el golpe de estado, pisoteando la democracia representativa
que tanto defienden los yanquis.
A
pesar de eso Washington reconoció, apoyó su gobierno hasta diciembre de 1958 y
aplaudió sus robos, actos de corrupción y el asesinato de no menos de 20 mil
cubanos, solo por tener pensamientos diferentes.
Parece
que el diario washingtoniano desconoce que Batista solo logró alcanzar estudios
de nivel primario y de taquigrafía, tuvo un origen sumamente humilde, de padre
no reconocido y madre que trabajaba como doméstica para mantenerlo a él y sus
hermanos.
No
obstante, en 1958 bajo la mirada y apoyo de Estados Unidos, solamente a seis
años de tomar el poder, ya amasaba una fortuna multimillonaria, entre ellas la
propiedad de 9 centrales azucareros, un banco, 3 aerolíneas, una fábrica de
papel, varias editoriales, una planta productora de gas, 2 moteles, varias
emisoras de radio, una de televisión, una fábrica de materiales de la
construcción, una naviera, numerosos inmuebles urbanos y rurales, colonias de
caña de azúcar y decenas de empresas conjuntas con capital estadounidense.
Evidentemente
al diario The
Washington Post no le
interesa divulgar la verdadera historia de la mafia anticubana, hija de
testaferros del tirano con un odio irracional hacia la Revolución por haberle
devuelto al pueblo cubano lo que siempre le perteneció, sentimiento que también
asume ese periódico contra Cuba; pero como sabiamente expresara José Martí:
“No hay medida mejor de la superioridad de
un adversario que la cólera de sus enemigos”.
*Arthur González, cubano, especialista en
relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.
Enviado
por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación
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