Crónica de una parodia anunciada (5)
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11 de diciembre de 2000
El procedimiento quirúrgico del señor Eugene Yagle nos ha permitido cuatro días de descanso. A las 9:45 am de este lunes se apresta el abogado Philip Horowitz, en representación de René González, a ofrecer sus argumentos de apertura al jurado. (Ver transcripción)
Phil es ameno y bastante breve. Recuerda al panel que el gobierno tiene la responsabilidad de probar sus acusaciones, y que el acta de acusación no es en sí misma prueba alguna. En pocas palabras recorre mi vida desde mi llegada a Cuba, crianza en la isla, educación, experiencia militar y mi regreso a los Estados Unidos en 1990.
Toca Hermanos al Rescate, mis actividades de salvamento de balseros hasta que estos no siguieron fluyendo y la organización se dedicó a sus provocaciones contra Cuba. Hizo una descripción de los mecanismos de financiamiento de todos estos grupos y de cómo descansan en mostrarse en Miami ya sea violando el espacio aéreo de Cuba como colocando bombas en un hotel habanero, alimentando el ciclo vicioso de dinero-acciones-dinero.
Aborda el tema del narcotráfico y de mis relaciones con el FBI a propósito de las dos propuestas que en estos grupos se me hicieran para introducir drogas en los Estados Unidos; negando rotundamente que yo hubiera querido infiltrar la organización y afirmando que fueron ellos los que repetidamente trataron de hacer de mi un colaborador infructuosamente. Termina exhortando al jurado a encontrar un veredicto de no culpable.
Un buen trabajo de Philip en 25 minutos. Mostró agudeza, ingenio y poder de síntesis sin abrumar al jurado.
Y comienza el caso de la fiscalía a través de la presentación de sus primeros testigos:
Con el propósito de establecer las identidades falsas de tres de los acusados –cuyos abogados ofrecen estipular, lo cual es rechazado por los fiscales-, ocupan el estrado los señores Luis Medina (ver transcripción), Ismael Campa (ver transcripción), y Juan Viramontes (ver transcripción), quienes se presentan como padre, hermano y tío de las personas cuyas identidades han asumido nuestros compañeros Ramón, Fernando y Gerardo, respectivamente, y que habían muerto en la primera infancia. Tras una objeción exitosa de Joaquín, que limpia los testimonios de algunos efectos emocionales superfluos buscados por la fiscalía, los testigos se toman cuarenta y cinco minutos para establecer el punto, haciéndolo con corrección y sin histrionismos.
Son los testimonios impecables de tres personas que perdieron a familiares hace muchos años; sólo que testimonios innecesarios. Nos preguntamos por qué los fiscales rechazaron la estipulación ofrecida por los abogados. Pudiera ser que les parezca favorable a la acusación el efecto emocional del testimonio sobre el jurado.
A las 10:25 viene al agente del FBI Vicente Rosado (ver transcripción), bajo la guía de la fiscal Caroline Heck Miller. Nos esperan 3 horas y veinte minutos de hipnosis.
Es un soporífero necesario. El agente pertenece al Computer Analysis Response Team (CART), y su trabajo consiste en analizar la evidencia computarizada. El problema es que la naturaleza del testimonio es de por sí aburrida. Algunos jurados cabecean, pero la fiscal y el testigo siguen despiertos y nos explican cómo se consiguieron los disquetes en los registros a las casas de los acusados. Cómo se pudo romper el código que enmascaraba la información dentro de los disquetes. Las etapas del trabajo de descifrado hasta llegar a los documentos que los fiscales presentarán como evidencia, que se van admitiendo uno a uno para luego comenzar a admitir las computadoras, los radios de onda corta, módems, y otros adminículos.
Al terminar el testimonio, y con él la audiencia, casi todos los presentes –incluyendo a la jueza- se han alternado para una breve siesta. Se hace difícil saber si algún jurado recordará al final del juicio lo que sucedió en la sala ese día.
Por otra parte no conocemos si las reglas de procedimiento proveen de otra vía para que los fiscales presenten el proceso de recolección y procesamiento de evidencias. De alguna manera tienen que hacerlo, pues tampoco se trata de poner ante las narices del jurado nuestros reportes a Cuba, traducidos al inglés, como salidos de un sombrero.
El testigo ha hecho su trabajo. Por lo pronto el jurado ya sabe que nosotros nos comunicábamos a través de disquetes. Que un programa los codificaba. Que el gobierno presentará como evidencia parte de los documentos que resultaron de la decodificación de esos disquetes.
Por otra parte nuestra decisión de abrir identificándonos y aceptando lo que hicimos parece haber tomado movidos a los fiscales. Ahora nada parece ser novedoso y nos preguntamos si es que les falta flexibilidad para adaptarse a nuestras admisiones y hacer un juicio más dinámico. Veremos.
12 de diciembre de 2000:
Llegamos para enterarnos de que en la tarde anterior, una vez que nos fuimos, se discutió entre las partes y la jueza una solicitud de la prensa para acceder a las evidencias que se han ido presentando (ver transcripción). De pronto los fiscales, que por más de dos años han enterrado la evidencia en un hueco por motivos de “seguridad nacional”, acogen con entusiasmo este giro de las cosas. Los abogados se oponen por razones lógicas: La prensa, que ha servido desde los arrestos de vocero de la fiscalía, ahora tendría las manos libres para presentar el caso contra los Cinco de la manera en que les venga en ganas, utilizando fragmentos de la evidencia que se vaya presentando y manipulándolos a su antojo para seguir inflamando a la comunidad contra los acusados.
La jueza ha pedido a las partes que presentan memorandos de ley para argumentar sus posiciones. Por lo pronto comenzamos la mañana con la continuación del testimonio por el agente Rosado (ver transcripción). Este termina con la introducción de alguna evidencia más, copia de lo que había sucedido en la sesión anterior, y Joaquín Méndez se dirige al testigo para contra examinarlo.
Joaquín (ver transcripción) centra sus preguntas en lo selectiva que ha sido la fiscalía para escoger la evidencia que presentará al jurado, de modo que este sólo vea una pequeña parte de los documentos generados por los acusados. Tras hacer los cálculos correspondientes al total de disquetes incautados y a lo que la fiscalía ha introducido en evidencia, se concluye que de los cerca de 1000 disquetes incautados el volumen de evidencia presentado por la fiscalía representa el contenido de 61 disquetes.
Heck Miller a la reexaminación (ver transcripción) para corregir a su favor la desproporción señalada por Joaquín. Resulta que como no todos los disquetes tienen información, algunos lo que tienen son programas y el volumen de contenido en los disquetes es dispar, no es tan abrumadora como sugiere el porcentaje develado por Joaquín la proporción de información retenida por la fiscalía.
La verdad queda en medio: Si bien es cierto que los fiscales escardaron la evidencia de manera considerable, también lo es que el conteo de disquetes no es una medida fiable para determinar cuánto.
El próximo testigo es el agente especial Julio Ball, del FBI. Toca al fiscal George Kastrenakes hacer la examinación. (ver transcripción).
El agente Ball fue el líder del equipo que hizo el registro en mi casa el día del arresto. Describe el apartamento, del que presenta un croquis en evidencia junto a varias fotografías del lugar. El proceso es igual de tedioso y algo redundante. Una bolsa de Havanatur parece importante, tal vez porque dentro había una caja de tabacos. Algunos papeles sueltos sobre el escritorio. Fotografías ordinarias que estaban sobre los muebles, admitidas como evidencia tras asegurarse de que su estado de conservación es el mismo de hace dos años. Mis documentos de identificación, tarjetas de presentación de las que destacan la de Juan Pablo Roque, Ileana Ross y la de Oscar Montoto, del FBI. Documentos de la reclamación de mi esposa hacia los Estados Unidos. Disquetes de computadora y algunas fotos en el cuarto de nuestra hija. Todos admitidos en evidencia sin que mi abogado tenga objeción.
El contra interrogatorio de Phil (ver transcripción) se centra en un par de fotografías: Una de la figura en cera de Fidel que le habían regalado a mi hija en Cuba y otra de Hermanos al Rescate. Simplemente establece que el agente no sabe el origen de las fotografías. Lo mismo con un par de documentos sin gran importancia.
Kastrenakes regresa (ver transcripción) supongo que para no quedarse da’o. Hace un par de preguntas sin importancia y ya tenemos al agente Michael McAuliffe bajo su tutela. (ver transcripción).
El propósito del testimonio es identificar un papelito que yo tenía en mi escritorio, en que de mi puño y letra aparecen las matrículas de los aviones de Hermanos al Rescate y de Democracia, a propósito de mi trabajo de planificar los vuelos conjuntos de ambos grupos en las flotillas.
Viene el agente Joseph Hall, que participó en el registro al apartamento donde fueron detenidos Fernando y Ramón. Sigue Kastrenakes el interrogatorio. (ver transcripción)
Es otra sesión de castigo interminable, en la que se introduce una sucesión de objetos en evidencia, la gran mayoría irrelevantes, en un proceso infinito. En mi diario lo describo:
Cada objeto es admitido tras la misma ceremonia, que es más o menos así:
Dice el fiscal:
–Su señoría, permiso para llevar al testigo el objeto marcado como X-3.
–Aprobado.
–Mr. FBI, ¿Usted recuerda el objeto que le he presentado como X-3?
El testigo, que no puede recordar nada de lo que vio allí hace dos años, pero sabe lo que tiene que decir, responde:
–Sí, lo recuerdo.
–¿Me lo puede describir?
–Sí. Se trata de una aspirina que encontré en la mesa de noche que estaba a la derecha de la cama, en el cuarto principal, junto a un lápiz de listas negras y a un vaso con pulgada y media de agua.
–Me puede decir si la aspirina se encuentra en el mismo estado de conservación en que se encontraba el 12 de septiembre de 1998.
–Bueno, excepto por un pequeño desgaste al final de la rayita, se encuentra en el mismo estado de conservación.
–Su Señoría, permiso para introducir la aspirina como evidencia.
La jueza vuelve a la vida:
–Aprobada la aspirina como X-3.
–Su Señoría, permiso para presentar X-3 al jurado.
–Aprobado.
El fiscal lleva la aspirina para que el jurado la observe y se vuelve a la jueza:
–Su Señoría, el gobierno presenta como X-3A una foto de la aspirina y como X-3B una ampliación de la foto de la aspirina.
–Aprobados X-3A y X-3B.
Puedes imaginarte este mismo proceso con cientos de disímiles artículos, desde tarjetas de negocios, certificados, equipos electrónicos, carteras, libretas de notas, papelitos con apuntes, fotografías familiares, licencias de conducción, hasta un papel con garabatos, tarjetas telefónicas, de la AAA, de BJ’s, una tienda de vídeos o de una librería, documentos del trabajo, pasaportes; en fin, todo lo que se puede encontrar en un apartamento que se vira al revés y se pone de cabeza.
El objeto del día fue una cartera que dijeron ocupar a Medina; la cartera tenía tal capacidad de almacenamiento que provocó la siguiente caricatura de Many.
La sesión termina y ya sabemos lo que nos espera la próxima mañana, mientras concluye este testimonio.
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