Efectos del paso del Huracán “Sandy” por la ciudad de Holguín en octubre de 2012. Glorieta del parque “Julio Grave de Peralta”. VDC FOTO/Luis Ernesto Ruiz Martínez. |
Por Arnaldo Vargas Castro. Confieso que me inquieta Matthew, aunque jamás he sido miedoso. Se ha trabajado mucho para recuperarnos de los cuantiosos daños que dejaron Ike (2008) y Sandy (2012), al extremo que parece que nunca nos visitaron dos fenómenos de esa naturaleza. Solo en el recuerdo de la gente se mantienen aquellos sucesos. Holguín renació, como Santiago de Cuba.
Nunca he podido recuperarme del dolor de ver a tanta gente buena sin hogar, porque eran destrozos por todas partes. Antes de cada uno de esos eventos cubrí todas las reuniones del Consejo de Defensa Provincial; pasé la furia de Ike en mi emisora, orientando a los oyentes; luego los recorridos diarios por todos los municipios afectadísimos. Fueron jornadas intensas.
También tuve la experiencia de permanecer varios días con los linieros eléctricos de esta provincia en la recuperación de cuantisos daños en las redes allá en Colón, Matanzas, tras el azote de otro monstruo.
Y ¿cómo olvidar que Flora derribó la casa de mi familia cuando yo apenas tenía 13 años, mi madre estaba a punto de parir a mi hermana menor y nos dejó sin nada, pues se llevó hasta la canastilla?
Un huracán es cosa fea. Ahora, jubilado, ya no tendré que dar cobertura física a Matthew, pero ya me preocupan los cuantisos daños que puede ocasionar si sigue la ruta que pronostican los especialistas. De todos modos, mientras tengamos servicio eléctrico te estaré informando sobre lo que tenga a mano. Mi optimismo crece cuando recuerdo aquella frase de Fidel tras el azote de Flora: “nuestro pueblo es más fuerte que los huracanes”.
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