viernes, 10 abril 2015 |
Cuba, sus héroes y la juventud
Bárbara Doval
Nada justifica la violencia. Aquel padre -si existe- no conseguirá paz. Ocho años y la golpeó hasta la muerte. El show recorrió los principales medios de comunicación. Después del juicio, el silencio fue la respuesta. Un solo yogurt y eran cuatro los niños. Una sola niña, aunque tuviese hambre de cuatro días, no podría tomárselo. Dejaba hambrienta a toda la familia. El castigo fueron los golpes hasta que murió. De la pobreza desgarradora y la violencia no se habla. Sólo luces enceguecedoras cuentan para transmitir el modo de vida norteamericano.
Ante la pregunta de cómo es la sociedad que pudieron palpar antes de la prisión, se suscitaron las reflexiones. Gerardo Hernández recordaba aquel mediático show y a los prisioneros que le pedían, si saliese algún día, avisaran a su familia de que no habían muerto, pero no tenían dinero para comunicarse con ellos. Otros preferían quitarse la vida. Algunos optaban por unas pastillas rojas que les dejaban como vegetal, sin fuerzas ni dominio de sí mismo. El hueco es una trampa que de no tener control sobre la mente puede ser fatal. Allí te caes por asfixia y no te escuchan. Allí quedas.
Anécdotas ilustrativas, reflexiones de futuro, risas, abrazos, poemas de la infancia o de abuelas, lágrimas pujantes, confesiones, recuerdos se adueñaron del espacio. Los móviles, apariencias desenfadadas, tabletas, miradas de asombro, laptops, y muchas imágenes que lo mismo recorrerán las redes sociales en la internet que irán de mano en mano con el orgullo a flor de piel casi hacen explotar “La Kafetera”, en el teatro de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
“Ustedes tienen fama de inquisidores y cuando llegamos ante tantas miradas y tantos grupos a la espera, nos asustamos. Pero les damos gracias por estar estas dos horas con nosotros”. El humor le ayudó en prisión y en la charla con los jóvenes afloró una y otra vez. Las preguntas que primero se resistieron a salir, luego llegaban por ráfagas. Estudiantes y profes, todos felices e interrogadores.
“En la prisión, aunque nunca tuvimos problemas, debes estar alerta siempre. Ahora tantas personas a tu lado, preguntando, tomándote fotos, no estábamos acostumbrados pero ha sido maravilloso.”Minutos antes, los carteles arrancados a las paredes, que reclamaban libertad ahora y los hábitos de solitarios afortunadamente quedan atrás. Ni las familias solas dentro de casa ni los cinco solos en prisión. La solidaridad recorrió el planeta. Fue una causa del mundo. El caso de los cinco se hizo molesto al gobierno de los Estados Unidos y eso fue decisivo.
El simbolismo inundaba pasillos y salones. El espacio se redujo a un solo corazón gigante. Una nueva etapa en sus vidas. “Todo ha ido hacia la normalidad. Pareciera que dejamos de verlos la semana pasada”. La solidaridad del pueblo y del mundo ayudó a sus esposas, madres y familiares. No saben cómo se armaron, lo cierto es que lo lograron, reflexionaba Olga Salanueva, esposa de René González.
Él habló de certezas y horizontes. Develó el itinerario de cómo la noticia sobre la libertad de los tres hermanos que salieron después de la cárcel, le llegó y recordó su primera visita a Cuba, en los años de encierro, de la cual agradece especialmente la complicidad de los estudiantes en la Facultad de Psicología. “La juventud cubana es la mejor del mundo”, afirmó con emoción.
Ramón Labañino ante una de las preguntas sentenció: “para ser fiel solo basta pensar en la patria”. Elizabeth Palmeiro y Adriana Pérez hablaron con sus ojos y como todos disfrutaron las respuestas de los jóvenes ante la pregunta de Ramón. ¿Cómo podemos ser más útiles?
El amor de familia y Gema devienen entonces símbolos recurrentes en la construcción de cada uno de sus días. Las personas participantes en el espacio conocido como “La Kafetera” se resisten a creer posible tanta dicha. El regreso a casa, tenerlos en carne y hueso al alcance y sonrientes a tres de los cinco héroes, que fueron prisioneros por más de 16 años en los Estados Unidos, fue dicha para no olvidar y llevar consigo como talismán.
Más de un participante hizo referencia a su lazo sentimental con ellos. Cada quien lleva una razón muy suya. El padre ausente, ya por dos años, aun ofrece razones al hijo universitario que está por defender la tesis de graduación. Cuando en algún momento dudó si lo lograría, el padre le armó de argumentos contundentes. “Piensa en la firmeza de los hijos de los cinco. Ellos no están y deben seguir adelante. “- decía.
Ahora, con los cinco de vuelta en casa, el estudiante varió el tema de su tesis, en homenaje a ellos. Su padre ya no está, pero le dejó el ejemplo, la sensibilidad, el humanismo y el compromiso como un hombre de su tiempo.
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sábado, 11 de abril de 2015
Cuba, sus héroes y la juventud Por Bárbara Doval
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