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Publicado: martes, 21 de junio de 2016
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Con cautela, pero proyectando optimismo el veterano diplomático y expresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada, señala que todavía hay un larguísimo camino por recorrer para que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba sean realmente normales desde el punto de vista diplomático.
El distinguido revolucionario cubano se encuentra de visita en nuestra isla como invitado por el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) en ocasión de celebrarse el 50 Aniversario de la fundación de la Misión de Puerto Rico en Cuba. Alarcón conoce de primera mano el peregrinar del movimiento independentista puertorriqueño ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde fue por muchos años el primer delegado de Cuba, llegando a ocupar la presidencia del Consejo de Seguridad (1989-1991) y la vicepresidencia de la Asamblea General. Su relación con nuestro país comenzó en la década de 1960 cuando todavía era dirigente estudiantil.
CLARIDAD conversó con este amigo de Puerto Rico sobre Cuba y nuestra Isla. Hay muchas expectativas sobre el reinicio de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos ¿usted cree que habrá un avance más allá de Obama?
Ricardo Alarcón: “Yo creo que sí, porque va a ser muy difícil para cualquier presidente de turno volver a romper relaciones diplomáticas que demoraron más de 50 años en reanudarse. Con estos acuerdos, hubo un reconocimiento expreso por parte de Estados Unidos del fracaso de la política que ha estado siguiendo hasta ahora, o mejor dicho, de la estrategia, táctica, métodos que estaban empleando. En ningún momento Obama dijo que iban a cambiar los fundamentos de esa política, reiteró algo que es bastante obvio: que esa línea de violencia, de agresividad, de guerra económica no había funcionado, dado los resultados a los que ellos aspiraban, lo que es cierto”.
El también exministro de Relaciones Exteriores de Cuba (1992- 1993) puntualizó que el hecho de que EE UU haya aceptado que ha fracasado en sus esfuerzos por derrotar a la Revolución Cubana, eso no quiere decir que haya variado el objetivo de esa política.
Haciendo referencia a un memorando desclasificado por el Departamento de Estado de EE UU, relacionado con las relaciones entre ambos países entre el año 1958 y el año 1960, señaló:
“Ese memorando dice que la mayoría del pueblo cubano apoya a Castro y que la única manera de lograr quitarle apoyo es desarrollando una política que busque rápidamente negarles recursos materiales y financieros para reducir el salario real de la gente y hacerla sufrir, provocando así malestar, desesperación y por esa vía lograr el derrocamiento del nuevo gobierno”.
Según el dirigente cubano, esa política hacia a Cuba se enmarca dentro de la definición del concepto “genocidio” que prevalece en el derecho internacional.
“Por eso yo siempre he dicho que se trata de una política genocida lo fue y lo sigue siendo todavía. El genocidio según la Convención de Ginebra se define como cualquier política destinada a matar, destruir, dañar o hacer sufrir a cualquier grupo humano. Me gusta precisar esto porque si es verdad que fracasaron en conseguir el objetivo no fracasaron en conseguir hacer sufrir. Sería injusto decir que eso no funcionó. Hay gente en Cuba que murió por no tener una medicina porque está prohibida por el bloqueo adquirirla, que sufrió en su vida material. Una parte de los cubanos que se fueron, emigraron, la razón principal es esa. Por un ambiente de malestar, desesperación, optaron por irse. Eso todavía sigue vigente”, manifestó.
Ahora, señaló, en Estados Unidos hay un creciente consenso empresarial y de sectores políticos, que saben que no obtuvieron lo que estaban buscando por la vía que estaban empleando y que es necesario buscar otras formas. “De todas maneras hay un larguísimo camino por delante para que las relaciones sean, desde el punto de vista diplomático, realmente normales.” Luego se preguntó: “¿Con qué país del mundo Estados Unidos tiene relaciones normales? Por relaciones normales entendemos respeto mutuo, amistad… Realmente con ninguno los tiene, ni incluso con sus aliados. Con Cuba nunca hubo relaciones normales antes de la revolución”. Añadió que entre los dos países siempre hubo una relación de “prepotencia, subordinación, de dominación y de resistencia porque después del triunfo de la revolución llegó algo peor que es la práctica de genocidio”.
Reconoció que el desarrollo de las relaciones con Estados Unidos estará afectado por la situación de política interna de EUA, independientemente de lo que ocurra en las próximas elecciones, sea una ella o un él quien presida el citado país. Abundó: “Lo que quiero decir es que los cubanos no pueden olvidar esa realidad, que sigue vigente esa idea de que son superiores y de que tienen derechos especiales sobre nosotros. No hay el menor atisbo de que las clases dominantes de Estados Unidos hayan renunciado a eso. Al contrario, de lo que hablan es de cambiar los métodos. Nosotros no nos podemos mudar a otro planeta, vamos a estar siempre a 90 millas de los cayos de la Florida, vamos a seguir siendo siempre un país mucho más pequeño y con menos posibilidades materiales. Por supuesto, tratar de llegar a un acomodo, a una convivencia civilizada que sea menos costosa para muestro pueblo, es la conclusión lógica de la parte cubana. Pero sin perder de vista aquella canción de los ’90… mátame suavemente… es exactamente lo que dijo Obama. Va a ser un largo periodo”.
De inmediato advirtió que sigue vigente en Estados Unidos la prohibición para viajar a Cuba con propósitos turísticos, algo que consta en legislación aprobada en el año 2000. Hasta el momento sólo pueden viajar los cubanos residentes en EUA y otras 12 categorías de viajeros, entre ellas, docentes, artistas y religiosos. Para levantar la prohibición se requiere acción del Congreso.
En Estados Unidos, afirmó Alarcón hay presión de sectores económicos que están viendo lo obvio, que el bloqueo como línea de ataque contra la Revolución Cubana fracasó. Con su eliminación habrá sectores económicos que pueden recuperar cierto espacio en la economía cubana, pero no todo el espacio que perdieron.
Frente a esta realidad, se pregunta: “¿Por qué le cuesta tanto la normalización a Estados Unidos?” Y contesta: “Estados Unidos tiene muchos intereses globalmente en el mundo y Cuba para Estados Unidos no es una gran prioridad, es una prioridad menor. Su controversia con Cuba es un temita menor”.
Relacionando la situación con Puerto Rico señaló: “Es un caso parecido con Puerto Rico. Ustedes se han pasado la vida discutiendo las relaciones de Estados Unidos con Puerto Rico, la cuestión del ELA, el estatus, ese debate que absorbe, concentra las preocupaciones de los puertorriqueños. Pero en Estados Unidos hay un montón de gente que no sabe ni siquiera dónde está Puerto Rico, no es un problema ni preocupación para ellos. Ahora, irónicamente, por primera vez en mucho tiempo Puerto Rico está en las primeras planas en Estados Unidos. Igual le pasó a Cuba cuando Obama anunció lo de las relaciones diplomáticas. Hubo un montón de gente en Estados Unidos que se enteró de que había un problema con un país llamado Cuba que estaba muy cerquita y que ahora tiene cierto tipo de relaciones”.
Parece una contradicción que la reanudación de relaciones diplomáticas de EE UU con Cuba se produzca mientras aumenta la confrontación con Venezuela. ¿Qué le parece a usted? Según Alarcón eso demuestra que la esencia, la naturaleza de la política de Estados Unidos hacia América Latina, de la cual Cuba es parte, no ha cambiado”.
Esa vinculación con América Latina, precisamente, es un elemento que en parte explica el cambio de Estados Unidos. Más allá de que EE UU haya admitido el fracaso de su política con relación a Cuba está el hecho de que todo el mundo, en especial de los países de América Latina y el Caribe, estaban presionando para que se cambiara esa política. No fue casualidad el que los primeros anuncios de “flexibilización” de la política (como dice EE UU) se dio cuando el presidente Obama tuvo que ir al Primer Encuentro Internacional de los Países de América, en Trinidad - Tobago. Allí todo el mundo le dijo a Obama , que no estaban de acuerdo con que Cuba no estuviese y que tenía que cambiar su política, e incluso, que si Cuba no era invitada a la próxima cumbre, no habría cumbre. Recordó, además, que entre los primeros mensajes de jefes de estado que recibió Obama cuando ganó por primera vez la presidencia fue del expresidente de Brasil, Lula Da Silva, quien también le dijo que tenía que poner fin a la política contra Cuba si pretendía tener relaciones normales con América Latina.
A modo de resumen, señaló: “No nos olvidemos que ese giro es resultado de dos cosas: la que ellos reconocieron abiertamente, que fue un fracaso al no lograr la finalidad que buscaban, y en segundo lugar el fracaso a nivel diplomático, a nivel internacional”. Trajo al recuerdo que Hilary Clinton, cuando fue Secretaria de Estado también expresó ante el Congreso que a dondequiera que iba era cuestionada por la política de EUA hacia Cuba, lo que representaba un problema para su política con otros países.
Subrayó que al restablecer las relaciones diplomáticas, Cuba no hizo absolutamente ninguna concesión de principios. Puntualizó que en la misma víspera de anunciarse el acuerdo con Estados Unidos, el presidente Nicolás Maduro fue a La Habana a recibir la Orden José Martí, una importante condecoración que ofrece el estado cubano. “Eso no es casualidad, eso tiene una carga simbólica, marca una diferencia radical demostrando que nosotros estamos al lado de él.” Añadió que lo mismo pasa con el caso de Puerto Rico.
No obstante, Ricardo Alarcón reconoció y distinguió que la reanudación de las relaciones diplomáticas con EUA para Cuba: “fue una gran victoria diplomática y política porque lo que sucedió, es resultado de la resistencia, de la solidaridad internacional y del fracaso de esa política de Estados Unidos. Pero esa línea (hacia Cuba) sigue siendo la esencia de la política norteamericana. Es lo que llamamos el imperialismo”.
Claridad / Entrevista a Ricardo Alarcón de Quesada “Por primera vez en mucho tiempo Puerto Rico está en las primeras planas en Estados Unidos”
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