Resumen Latinoamericano, 28 junio 2016.- La pregunta flota en el
aire y hay razones muy valederas para hacerla, porque Argentina puede llegar a
convertirse a corto plazo en una colonia militarizada de los Estados Unidos
como efectivamente ya lo es Paraguay. Va en camino a eso en función de los
acuerdos que el actual gobierno de Mauricio Macri ya ha puesto en marcha a
través del Ministerio de Defensa y que consisten en instalar, en principio, dos
bases de la NSA (Agencia de la Seguridad Nacional) en Misiones y Tierra del
Fuego, y además generar misiones de intercambio con tropas norteamericanas para
ejercicios conjuntos tanto en el territorio como en otros países de
Latinoamérica. De esta manera, el actual gobierno efectiviza el giro
notoriamente entreguista en política exterior, alejándose de la CELAC, Unasur y
los BRICS. También hace caso omiso de las recomendaciones dadas por el titular
de la Unasur, Ernesto Samper, de que ya es hora de que las bases
norteamericanas “se retiren del continente”. A la vez, tanto Macri como su
canciller Susana Malcorra, embisten contra Venezuela y los países del ALBA y
reinstalan las relaciones carnales con EEUU, pidiendo sumisamente ser parte de
la Alianza para el Pacífico, coalición de países que no tratan sólo temas
económicos sino que ponen en marcha por acción u omisión acciones
intervencionistas de gran calado.
En ese marco, todo indica que lo que en su momento intentó
efectivizar el ex gobernador kirchnerista del Chaco, Jorge Capitanich, en las
instalaciones del aeropuerto de esa provincia y que fue paralizado producto de
la movilización popular y el buen tino de algunos funcionarios de la
Cancillería local, ahora cobra cuerpo para realizarlo en dos zonas estratégicas
a nivel geopolítico y que afectarían profundamente a la soberanía nacional.
Decir Misiones es hablar de la Triple Frontera y del Acuífero Guaraní, una de
las fuentes de agua más importantes del mundo, y también un territorio que,
desde Ronald Reagan en adelante, siempre despertó apetencias en Washington.
Tanto que en una oportunidad, Georges Bush hijo, estuvo a punto de colocarlo
como “objetivo militar a bombardear”, con la mentirosa excusa de que allí se
“entrenaban” milicianos palestinos y de Hezbolah.
Por ello, que Macri y su combo de cipayos hayan dado luz verde a
instalar una base de radarización y observación “para combatir el narcotráfico
y el terrorismo internacional” (sic) es una muy mala noticia, no sólo para los
misioneros que ya han comenzado a movilizarse, sino también para la
convulsionada situación que hoy vive Sudamérica. De hecho, ya se han personado
varios “observadores” del Comando Sur de EEUU y la NSA, que están recorriendo
la zona y al parecer se inclinan por que sea Puerto Iguazú (en la frontera con
Brasil) el lugar para instalar este santuario intervencionista gringo. Incluso,
algunos medios de Misiones aseguran que esta decisión ha generado revuelo entre
algunos mandos militares argentinos ya que no habrían sido consultados. Otros
rumores no confirmados, pero francamente creíbles en los tiempos que corren,
indican que desde hace varios años, ese territorio es visitado por mandos del
ejército norteamericano con la intención de observar lo que ahora está a punto
de convertirse en realidad. Algo parecido a la invasión de soldados israelíes
que se está dando en el sur argentino y sur de Chile. Con la excusa de
“vacacionar” de las brutales acometidas invasoras contra el pueblo palestino,
al igual que sus pares estadounidenses, aprovechan la ocasión para hacer
“inteligencia” para Tel Aviv sobre franjas muy codiciadas del territorio
nacional.
Frente a tal panorama, y en conocimiento de la impunidad con que
en estos meses se ha movido el gobierno macrista para arremeter contra los
intereses nacionales y la propia población, es que varias organizaciones
populares de Misiones ya están planteando nacionalizar el tema y (como
ocurriera con la base fallida del Chaco) generar en primera instancia una
campaña informativa de concientización a la población que ayude a posteriores
movilizaciones in situ. También, por la vía parlamentaria, el diputado
misionero Daniel Di Stéfano ha presentado en el Congreso de la Nación un
proyecto de resolución solicitando al Poder Ejecutivo nacional detalles sobre
la instalación de dos bases militares en el territorio argentino.
En el caso de Tierra del Fuego, la base de “observación” y
“experimentación científica” se instalaría en las proximidades de Ushuaia, y
como es fácil de entender sería un verdadero “caballo de Troya” para incidir en
un territorio altamente estratégico a nivel geopolítico y cuyas consecuencias
militares son imprevisibles ya que a pocas millas está la base de la OTAN en
Malvinas, y también el territorio Antártico argentino, bastión también
codiciado por Estados Unidos por la importancias de los hielos continentales
para la provisión de agua a futuro.
Por último, vale la pena recordar que Estados Unidos acostumbra
utilizar varias vías para llevar a cabo su injerencismo militar: en algunos
casos utiliza la excusa de “asesoramiento y asistencia humanitaria”, generando
campañas contra el dengue, el zika o lo que se le ponga a mano. En ese marco,
primero desembarcan enfermeras, médicos y paramédicos, y luego siempre aparecen
observadores militares cuyas tareas no tienen nada que ver con los objetivos
primarios anunciados. Ocurre, entre otros países, en Honduras, en Perú, en
Paraguay y en República Dominicana. En otros casos, sin demasiados preámbulos,
“arreglan” con gobiernos aliados o sumisos (o cooptados por acuerdos económicos
sustanciosos) la instalación de bases de observación, colocando radares y otros
artilugios tecnológicos de los que no ofrecen mayor información pública. O
abren, como ya lo han hecho en 36 oportunidades, bases militares en toda línea
(hay 761 a nivel mundial) con pistas de aterrizaje y despegue de aviones
bombarderos y presencia de efectivos con uniforme y armamento. Los casos de Colombia,
Panamá, Perú, Chile (con su base de “tropas de paz” en Concón), Curazao,
Guatemala y varias más repartidas en pequeñas islas del Caribe.
Ahora, el virreinato de Mauricio Macri quiere sumarse a esa peligrosa costumbre de ceder territorio y asegurar la impunidad de la actuación de efectivos civiles y militares estadounidenses en el norte y sur argentinos. Si no se lo enfrenta radicalmente ahora, antes que lo pueda concretar, después no habrá oportunidad para lamentarse por lo que no se haya hecho.
Ahora, el virreinato de Mauricio Macri quiere sumarse a esa peligrosa costumbre de ceder territorio y asegurar la impunidad de la actuación de efectivos civiles y militares estadounidenses en el norte y sur argentinos. Si no se lo enfrenta radicalmente ahora, antes que lo pueda concretar, después no habrá oportunidad para lamentarse por lo que no se haya hecho.
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