lunes, 27 de junio de 2016

Argentina. Decenas de miles de manifestantes recordaron en el Puente Pueyrredón a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, asesinados por la policía hace 14 años

Redacción y fotografías Resumen Latinoamericano /26 de Junio 2016.-  A 14 años de la “masacre del Puente Pueyrredón”, ocurrida el 26 de junio de 2002, mientras era presidente Eduardo Duhalde, una multitud de militantes sociales y populares testimoniaron su repudio no sólo a los asesinos materiales de Maxi y Darío (hoy encarcelados) sino también a los autores intelectuales, que gracias a la injusticia habitual aún están en libertad (Duhalde, Aníbal Fernández, Juanjo Alvarez, Felipe Solá y otros muchos).  Además,  advirtieron al gobierno actual de Mauricio Macri que cese con los despidos, el tarifazo y la represión porque “no lo permitiremos y lo enfrentaremos en la calle con todas nuestras fuerzas”.
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Escenas del crímen de Maxi y Darío: el periodismo cumplió un importante rol para buscar culpables. Fueron las fotos que sacaron Sergio Kovalevsky y “Pepe” Mateos, fotógrafo de Clarín, las que permitieron reconstruir los hechos para clarificar los asesinatos.
La actividad recordatoria comenzó, como todos los años, el sábado con una vigilia en la que además de realizarse múltiples actividades culturales y musicales, se recordó el espíritu humilde, combativo y solidario de los militantes caídos bajo las balas de la policía bonaerense en 2002. El padre de Darío, Alberto Santillán, en lenguaje claro y contundente reafirmó que no piensa bajar los brazos frente a la impunidad planteada por los sucesivos gobiernos, y criticó duramente al kirchnerismo (“porque nos engañó y no hizo nada para ir al fondo de lo que realmente sucedió en la masacre”) y al gobierno macrista porque insiste en proteger a los autores intelectuales de los dos crímenes. 
También incidió en las victorias obtenidas “en esta larga lucha donde no nos han regalado nada, sino que todo lo conquistamos en la calle peleando, movilizándonos, haciendo escraches. Así se obtuvo la condena a cadena perpetua del comisario Alfredo Franchiotti y del ex cabo Alejandro Acosta, y el cambio del nombre de la estación “Avellaneda” por la de “Estación Darío Santillán y Maximiliano Kosteki”.
Con palabras similares, Leo, hermano de Darío, convocó a los jóvenes a seguir luchando contra la impunidad.
Casi a medianoche, fue homenajeado el poeta y escritor Vicente Zito Lema, a quien Alberto Santillán definió como “un hombre con un corazón gigante y solidario que siempre nos ha dado el ejemplo y del que aprendemos todos los días”. Zito Lema había leído minutos antes un poema dedicado a Maxi y Darío, y luego, dirigió unas palabras enmarcadas en la emoción del momento. Reiteró la necesidad de sumar fuerzas y coraje para acaba con el capitalismo que “representa el discurso de la muerte”.
Luego, una marcha de miles de jóvenes portando antorchas subió hasta el Puente para esperar allí la mañana del día domingo y recordar a Maxi y Darío como ellos se merecen.
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Domingo frío pero con el calor rebelde de la militancia social
 Decenas de organizaciones populares comenzaron  a encolumnarse en la mañana del domingo 26, agitando sus banderas, y haciendo oír sus consignas de protesta por sus compañeros y compañeras asesinadas (Maxi y Darío pero también muchos otros caídos bajo las balas policiales en todos estos años). Llegados desde los barrios más humildes, multitud de mujeres, con sus niños y niñas en brazos, hombres mayores de rostro agrietado por años de explotación y miseria, jóvenes entusiastas para los que Maxi y Darío son un símbolo de ética (una palabra que no anida en los políticos actuales) y también de coraje para enfrentar a los poderosos.
Todas ellas y ellos, subieron al puente divididos en tres columnas de miles de manifestantes, a través de las cuales demostraron que la memoria está más vigente que nunca, y que las ganas de pelear no se amilanan con advertencias represivas y proclamas mentirosas de los actuales gobernantes. 
Luego, en el acto final la periodista Liliana Daunes leyó un documento del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, y “Cachito” Fuckman (de la Asociación de Ex detenidos-desaparecidos) reseñó las organizaciones que convocaban el acto.  Finalmente, hablaron con voz cortada por la emoción (y la bronca) la hermana de Maxi, Vanina Kosteki y Alberto Santillán. Ambos agradecieron “a quienes nos acompañan año a año en esta batalla contra la impunidad” y redoblaron su exigencia de que todos los autores intelectuales vayan a la cárcel.
Tras las consignas rituales de gritar los nombres de Maxi y Darío junto a los 30 mil desaparecidos y asesinados por la dictadura, surgió de decenas de miles de garganteas una respuesta masiva: “nos seguiremos encontrando en la lucha”. Como fue ayer, como es hoy, como será siempre, mientras continúen las injusticias y la rapiña del capitalismo. 
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Leo y Alberto Santillán: el hermano de Darío y su padre, emocionados durante el homenaje
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Vicente Zito Lema leyó un poema para Maxi y Darío
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Esculturas de los dos militantes caídos, en la estación.
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Documento del Encuentro Verdad, Memoria y Justicia leído al final del acto por Maxi y Darío

A CATORCE AÑOS, SEGUIMOS RECLAMANDO JUSTICIA
CON LAS BANDERAS DE DARÍO Y MAXI, CONTRA EL AJUSTE Y LA REPRESION DE MACRI Y LOS GOBERNADORES
¡DARIO Y MAXI VIVEN EN LA LUCHA DEL PUEBLO!
CATORCE AÑOS DE IMPUNIDAD Y ENCUBRIMIENTO

EL ESTADO ES RESPONSABLE
JUICIO Y CASTIGO A LOS RESPONSABLES POLÍTICOS DE LA MASACRE DE AVELLANEDA: EDUARDO DUHALDE – ANÍBAL FERNÁNDEZ -FELIPE SOLÁ-JUAN JOSÉ ÁLVAREZ-ALFREDO ATANASOFF-LUIS GENOUD-JORGE MATZKIN -OSCAR RODRÍGUEZ.
A 14 años de los asesinatos de Darío y Maxi, aquel 26 de junio del 2002, volvemos a este puente emblemático para reclamar justicia por los compañeros caídos y a rechazar las políticas de hambre y  represión del gobierno nacional de Mauricio Macri y de los gobernadores provinciales.
Hace 14 años, el gobierno de Eduardo Duhalde intentó quebrar a sangre y fuego al movimiento piquetero que enfrentaba el hambre y la desocupación.
Confiado en el respaldo de los grupos económicos y de poder que cargaron sobre las espaldas del pueblo la crisis capitalista de 2001, Duhalde arremetió contra las organizaciones populares que salíamos a la calle nuevamente por pan y trabajo. Su objetivo era el disciplinamiento social de los trabajadores y el  pueblo.
La Masacre de Avellaneda  que ordenó su gobierno, decidida por toda la cúpula del poder político de aquel momento, fue ejecutada por un operativo conjunto de las policías Federal y Bonaerense, Gendarmería, Prefectura y los servicios de Inteligencia. No sólo costó las vidas de Darío y Maxi: ese día hubo más de cuarenta compañeros heridos con balas de plomo y centenares de detenidos en las comisarías aledañas, en las cuales una gran cantidad de compañeros y compañeras fueron torturadas y golpeadas.
Los grandes medios de comunicación comenzaron a difundir inmediatamente la versión de un supuesto enfrentamiento entre piqueteros, pero la movilización popular y al coraje de muchos trabajadores y trabajadoras de prensa desbarataron el relato oficial.
A partir del día siguiente, miles ganamos las calles para reclamar juicio y castigo a los responsables. Gracias a eso, las vidas de Darío Santillán y Maxi Kosteki trascendieron, sus ejemplos se multiplicaron y hoy nos encontramos como todos los años reivindicando su lucha.
Logramos las condenas ejemplares del comisario Alfredo Fanchiotti y del cabo Alejandro Acosta por los homicidios de Darío y Maxi, pero lo cierto es que los responsables políticos de aquella represión criminal siguen impunes.
Doce de los catorce años que transcurrieron desde la masacre de Puente Pueyrredón transcurrieron bajo los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que llegaron al poder de la mano de Duhalde y acogieron a muchos de sus funcionarios, como Aníbal Fernández, Carlos Soria y Juan José Álvarez, entre otros.
Apenas asumió, Néstor Kirchner ofreció crear una comisión investigadora, pero sólo bajo la condición de que las organizaciones abandonáramos la lucha y renunciáramos a nuestra independencia. Trató de avanzar con la cooptación y la mentira, pero los familiares de Darío y Maxi y las organizaciones que hoy regresamos a este Puente Pueyrredón, rechazamos sus maniobras, denunciamos la impunidad y el encubrimiento de los gobiernos a lo largo de estos años y continuamos exigiendo una investigación independiente y sin condiciones.
Querían que abandonáramos las calles y nunca lo hicimos. Seguimos luchando y movilizados contra la represión y el hambre ayer, hoy y siempre.
Catorce años transcurrieron desde la masacre de Puente Pueyrredón y los responsables de las provocaciones contra el movimiento piquetero; los que tomaron las decisiones e impartieron las ordenes aquel 26; los que dieron carta blanca a las fuerzas represivas para matar a manifestantes desarmados; los que escribieron el libreto para justificar la masacre; esos responsables continúan impunes hasta el día de hoy.
La masacre de Avellaneda fue una decisión de Estado, avalada por todos los centros políticos y mediáticos de la clase capitalista. Al día de hoy, logramos que se desarchivara la causa judicial que debería investigar las responsabilidades políticas de la masacre y que fueran citados a declarar funcionarios del Municipio de Avellaneda, luego de años de tener la causa en un cajón en el juzgado de Ariel Lijo. Pasaron cuatro fiscales pero jamás avanzó un centímetro. Muchas de las medidas de prueba que presentamos –como cruces de llamadas telefónicas entre los involucrados y el detalle de la cadena de mandos de las fuerzas represivas que intervinieron- no fueron respondidas.  Hoy seguimos exigiendo celeridad y que la justicia avance en la causa e investigue a fondo la represión y asesinato a nuestros compañeros.
Exigimos juicio y castigo.
A Eduardo Duhalde, el principal responsable de la represión.
A Aníbal Fernández, provocador todo terreno contra el movimiento piquetero y los luchadores durante los gobiernos de Duhalde, Néstor y Cristina.
A Jorge Matzkin, ministro del Interior del gobierno de Duhalde.
A Juan José Álvarez, ex secretario de Seguridad Interior de la Nación, refugiado en el partido de Sergio Massa.
A Alfredo Atanasof, otro devoto kirchnerista que fue jefe de gabinete de Duhalde y vocero de las provocaciones de aquel gobierno durante los días previos a la Masacre de Avellaneda
Al ex gobernador Felipe Solá y al ex ministro de Justicia de la Nación, Jorge Vanossi que también integran el Frente Renovador de Sergio Massa.
A Luis Genoud, ministro de seguridad de la Provincia de Buenos Aires, actualmente  miembro de la Corte Suprema de Justicia Bonaerense.
Carlos Soria, el ex jefe de la SIDE, que jugó un papel clave en la represión asesina, murió impune a manos de su esposa poco después de ganar la gobernación de la provincia de Rio Negro por el Frente para la Victoria. Todos ellos siguen formando parte del establishment político como funcionarios u operadores políticos y de esa manera han garantizado su impunidad.
Hoy volvemos a este Puente para reclamar juicio y castigo a los responsables de planificar y organizar desde el Estado los asesinatos de Darío y Maxi y también para denunciar los atropellos contra los trabajadores ocupados y desocupados, contra los jubilados, contra la juventud y las mujeres por parte del gobierno de Macri. Denunciamos el brutal ajuste que el gobierno nacional y los gobernadores descargan sobre el pueblo.
Rechazamos el tarifazo sobre los servicios y el transporte, los despidos, la precarización laboral y la inflación que carcome los ingresos de la familia trabajadora.
En seis meses, los ajustadores crearon un millón y medio de nuevos pobres imponiendo un retroceso sin atenuantes del poder adquisitivo de los salarios; a los más de 150 mil despidos en el Estado y en las empresas, se suman cada día nuevas suspensiones y vacaciones forzadas. En los barrios, recrudece el hambre.
La llamada “ley ómnibus”, lejos de compensar el retroceso de las jubilaciones como pretende vender el gobierno, constituye un chantaje contra los jubilados, porque se verán obligados a renunciar a sus demandas para mejorar en algo sus míseros ingresos.
Además, como en un Caballo de Troya, esto va unido a un perdón generalizado a favor de los grandes evasores y lavadores de dinero. Mientras el pueblo sufre los rigores del ajuste, los José López y Lázaro Báez del macrismo y del kirchnerismo y sus cómplices empresarios blanquearán su dinero mal habido. Las trampas descubiertas en los Panamá Papers no son la excepción sino la regla.
Frente a tanta impunidad, nos rebelamos ante la criminalización de la protesta y el reforzamiento del aparato represivo del Estado.
Denunciamos el protocolo represivo de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que tiene entre cejas la lucha del pueblo trabajador. En la Ciudad de Buenos Aires, el traspaso de la Policía Federal y el fallo del Tribunal Supremo de Justicia que avala las detenciones arbitrarias de la policía, forman parte de una ofensiva contra las movilizaciones populares callejeras en el centro político del país.
Denunciamos la vigencia de las llamadas leyes antiterroristas, la colaboración con el FBI y la DEA y los preparativos para hacer intervenir al Ejército en la represión interior – iniciados con el ascenso del genocida César Milani durante el gobierno de Cristina Fernández-, que incluye la instalación de bases militares imperialistas en territorio argentino. El decreto de Macri, que amplía el autogobierno de las Fuerzas Armadas y sus promesas de mayor presupuesto y equipamiento, son expresivas de esta nueva alianza política que busca sellar el gobierno. La reciente absolución de los genocidas de Capilla del Rosario, condenados por el fusilamiento sumario de militantes populares durante el gobierno constitucional de Isabel Perón, es una señal de la justicia para avalar la represión interna a manos de las Fuerzas Armadas.
Denunciamos la represión policial y judicial contra los trabajadores  y trabajadoras  de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Mendoza, Jujuy, Santiago del Estero, Salta; la represión contra los y las municipales en La Plata y el desalojo de los cortes de ruta de los obreros de Cresta Roja y Mascardi, que luchan contra los despidos y en defensa de sus salarios; a los trabajadores de RB, que en San Isidro son reprimidos por defender sus fuentes de trabajo, ante una patronal especulativa que los dejó en la calle y una justicia que la avala. El fallo de la Corte Suprema contra el derecho a huelga apunta a reforzar a la burocracia sindical criminal de los Gerardo Martínez y los José Pedraza contra las organizaciones combativas de base; especialmente, contra los trabajadores precarizados y tercerizados.
El reforzamiento represivo, incluida la militarización en los barrios a lo largo y ancho del país, tiene su correlato en el sistemático incremento del delito organizado, de las zonas liberadas, de las mafias del narcotráfico y de las redes de trata. Las fuerzas represivas son el eslabón más importante de una estructura criminal al interior del Estado que enlaza a funcionarios, punteros, bancos, jueces  y fiscales.

Desde este Puente histórico decimos:
Basta de represión y criminalización de la protesta.
Basta de gatillo fácil.
Desprocesamiento de los luchadores.
Libertad a los presos políticos.

Reivindicamos al impresionante movimiento de mujeres que se expresó nuevamente en la convocatoria #NiUnaMenos. El Estado es responsable por la impunidad y la violencia que sufren nuestras compañeras. Exigimos una respuesta para frenar el asesinato de mujeres en todo el país y exigimos derecho al aborto libre, seguro y gratuito. ¡Basta de opresión y violencia contra la mujer!

Reivindicamos a Darío y Maxi como expresión de la juventud que se organiza y lucha en los lugares de trabajo, en los colegios y facultades, en los barrios y en las zonas rurales; la que enfrenta a la burocracia sindical y la precarización laboral, como Mariano Ferreyra.
Desde este puente, saludamos a todas las luchas que enfrentan el ajuste a lo largo y ancho del país.
Al pueblo de Tierra del Fuego, que protagoniza una verdadera rebelión de más de 100 días contra el gobierno del Frente para la Victoria que encabeza Rosana Bertone. La represión y el desalojo del acampe frente a la Casa de Gobierno no ha logrado hacer amainar esa gran lucha en defensa de las jubilaciones, el salario y los puestos de trabajo.
Saludamos la lucha de los docentes, obreros de la construcción y empleados municipales de Santa Cruz, que enfrentan al gobierno de Alicia Kirchner y su ajuste. A los docentes de Santiago del Estero, que salieron a luchar masivamente contra el gobierno de Claudia Ledesma Abdala; nuestra solidaridad con los petroleros de Comodoro Rivadavia que pararon los despidos y con los trabajadores estatales de Mendoza, que sufrieron la represión del gobernador Alfredo Cornejo.
Hemos sido activos partícipes e impulsores de la gran marcha educativa del 12 de mayo, que copó la Plaza con los reclamos de docentes y estudiantes, en el marco de una enorme huelga universitaria.
Peleamos codo a codo junto a nuestros compañeros estatales de la Nación, las provincias y los municipios contra los despidos en la administración pública.
El movimiento de desocupados, los piqueteros como Darío y Maxi, estamos también nuevamente en las calles para enfrentar el hambre, con movilizaciones masivas, acampes, cortes y ocupaciones para reclamar el sostenimiento de los comedores populares, trabajo genuino y un subsidio universal a los desocupados.

Reivindicamos, a través de Darío y Maxi, a todos los mártires de las luchas obreras y populares.
A los 30 mil compañeros y compañeras detenidos desaparecidos y a los asesinados por la represión durante la democracia.  A Anibal Verón, Teresa Rodríguez, Víctor Choque y los muertos en el puente Corrientes. A las víctimas de los crímenes de la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001, a Javier Barrionuevo y a Carlos Fuentealba. A Rosemary Churapuña, Emilio Canaviri Álvarez y Bernardo Salgueiro, asesinados en la represión del Indoamericano. A Roberto López y Sixto Gómez y Mario López, de la comunidad Qom de Formosa. A Florentín Díaz, asesinado  en Castelli, Chaco. A Cristian Ferreyra y Miguel Galván, asesinados por los sicarios del agronegocio en Santiago del Estero. A Mono, Jere, Patón y César Oviedo en Rosario. Seguimos exigiendo justicia por Mariano Ferreyra, asesinado por luchas contra la precarización laboral.
Alzamos nuestra voz por la desaparición de Julio López y por el esclarecimiento de los crímenes de Luciano Arruga y Silvia Suppo. Por los más de 4.400 casos de gatillo fácil desde 1983 hasta el presente.

No podemos dejar de mencionar, esta vez muy especialmente, al pueblo de Oaxaca, donde la represión del Estado mexicano dejó un saldo de nueve maestros asesinados. Desde aquí, todo nuestro apoyo a esa lucha y por el castigo a los responsables de la brutal represión. Y exigimos la Aparición con Vida de los 43 normalistas de Ayotzinapas y el juicio y castigo a los responsables políticos y materiales de sus desapariciones.
Y solidarios con todas las luchas de nuestros pueblos hermanos latinoamericanos, denunciamos el asesinato de Berta Cáceres, lidereza del COPINH en honduras. Exigimos que se esclarezca este crimen y que intervenga una comision de investigacion internacional independiente al estado hondureño, complice de este asesinato y garante de las concesiones a las empresas trasnacionales que en conjunto atropellan los derechos de los pueblos y de las comunidades indígenas.

Todos ellos están representados también en el nombre de la estación “Darío Santillán y Maximiliano Kosteki”, que hemos convertido en una muestra permanente de arte popular y de lucha, recuperándola para las clases desplazadas como un espacio concreto y simbólico, con el nombre de estos dos luchadores populares.
Ellos formaron parte de una generación de luchadores. La que enfrentó al menemismo y a la Alianza, la del 19 y 20 de diciembre, la que combate todos los días el hambre, la miseria, la explotación y la opresión. Darío y Maxi serán redimidos cuando los culpables paguen y cuando logremos poner en pie la  Argentina por la que lucharon, sin explotadores ni explotados.
Volvemos al puente como cada 26 de Junio, a lo largo de estos 14 años con el mismo reclamo de trabajo genuino; basta de precarización laboral; universalización de  programas de estudio y empleo para la juventud y los desocupados.

Castigo a todos los responsables políticos y materiales de la masacre de Avellaneda.

Abajo el ajuste de Macri y los gobernadores. Pan y trabajo para todos y todas. Salario mínimo equivalente a la canasta familiar. Basta de despidos, tercerización y precarización laboral. Pase a planta de los trabajadores de los planes de empleo. Plenos derechos sociales y sindicales.

Desprocesamiento, cierre de las causas y anulación de las condenas  a todos los luchadores y las luchadoras populares. Libertad a Milagro Sala y todos los presos y pesas políticas.

Basta de criminalización de la protesta social, abajo el protocolo anti piquetes, basta de represión.

Basta de violencia contra la mujer. Ni una menos. El Estado es responsable.

Por tierra y vivienda para todas y todos. Basta de expulsión de los pequeños campesinos. Basta de envenenar a los pueblos rurales con agrotóxicos.

Fuera el imperialismo de América Latina. Unidad de todos los luchadores y luchadoras contra la explotación y la opresión.

DARÍO SANTILLÁN Y MAXIMILIANO  KOSTEKI, ¡PRESENTES!

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