lunes, 13 de junio de 2016

91 años de dignidad preservada

"¡Aún tenemos patria ciudadanos!" lanzó Manuel Rodríguez cuando la derrota parecía enseñorearse. Camille Senon, que vio desaparecer el pueblito en que nació, arrasado por los nazis, sobrevivió para recordarnos que la dignidad es un bien más preciado que el dinero y los honores. 91 años y luchando... Así es: aún tenemos patria ciudadanos...

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Camille Senon en el Museo de la Resistencia en Limoges, febrero 2104. AFP

Los culpables murieron en sus camas...


París 10 de junio 2016

A sus 91 años, Camille Senon acumula méritos para seguir siendo considerada un símbolo permanente de la historia de un siglo en Francia.
Hace 72 años, por ser una de las pocas supervivientes de su pueblo, Oradour-sur-Glane, masacrado por la segunda división de las SS alemanas. Murieron 25 miembros de su familia entre los 642 fusilados o quemados vivos en aquella noche del 10 de junio de 1944.*
Hoy, por rechazar la condecoración que le concede el Gobierno. Lo hace como protesta contra la reforma laboral.
La historia la cuenta el diario Le Monde, que ha visitado a Senon en su residencia de ancianos de Limoges, a 20 kilómetros de su pueblo y 400 al sur de París. El primer ministro, Manuel Valls, escribió una carta el mes pasado a la heroína de Oradour comunicándole su nombramiento como Comendadora de la Orden del Mérito, creada por De Gaulle para consolidar la unidad nacional.
La condecoración encerraba un mensaje histórico de reconciliación. Las SS ocuparon aquel día el pueblo, entonces de 1.500 habitantes. Encerraron a niños y mujeres en la iglesia y la incendiaron. A los hombres los fueron agrupando antes de fusilarles. Camille Senon, de 19 años, viajaba aquel día en un tranvía. Al llegar al centro del pueblo, vio las llamas de la iglesia. La obligaron a descender con el resto de pasajeros y los llevaron al campo. De noche, logró escabullirse y se salvó.
Desde entonces, se convirtió en la punta de lanza de la exigencia de justicia contra los culpables. Los pocos que fueron juzgados fueron enseguida amnistiados. “Murieron en sus camas”, lamenta Senon. El pueblo se sintió traicionado y olvidado. Hasta 1974 no se invitó a ninguna autoridad estatal a participar en el homenaje anual a las víctimas. Pero en 2014, en un gesto de desagravio, acudió Valls, que después propuso la condecoración a Camille.
Por eso, el rechazo es tan significativo. A ella le pesa más su militancia. Tiene desde hace 70 años el carnet de la CGT, el principal sindicato de Francia y el más activo en la movilización contra la reforma laboral.
Así que Camille Senon ha respondido a Valls también por carta:

“Me es imposible aceptar esa distinción porque soy totalmente solidaria con las luchas de los asalariados contra la ley que usted acaba de imponer por decreto. Sería como renegar de toda mi vida como militante por una mayor justicia, solidaridad, libertad, paz…”

Por lo tanto, Camille Senon se seguirá sintiendo muy tranquila acudiendo, como lo hace semana tras semana, a las manifestaciones que se celebran en Limoges contra la reforma laboral. Le hubiera sido imposible hacerlo con esa condecoración. “Era evidente que tenía que rechazarla”.

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