Puente reclama la estación piquete
humareda de caucho que desdibuja el sol.
Olor a hambruna. Dolor antiguo frío.
Una olla desborda guiso bronca.
Manos ajenas palmean hombros propios
en esa barricada hay certidumbre:
Retumba la palabra “Compañero”.
Irrumpe el arma con un gurca brazo
estampida ilusión despliega al viento.
Un cuerpo de mujer que cubre al hijo
y llora sólo el niño
en medio de una bala.
Ofrece la Estación un falso amparo.
Dos pibes, portadores de Esperanza,
Persisten resguardarla.
Pero, celada, no hay disparo vano:
Bien elegido, el blanco son los sueños.
Rodilla rota. Espalda, tiro artero.
En un vuelo levantan.
Resiste la caída.
Esa fuerza del odio eleva piernas
y la columna invierte
la dirección de sangre.
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