John Kerry, el Secretario de Estado norteamericano cargado de medallas por haber participado como militar en las acciones genocidas contra el pueblo vietnamita viene a abrazarse con Mauricio Macri y el brasileño Temer. Kerry, el hombre que conspiró y conspira contra todos los gobiernos que han osado hablarle de igual a los Estados Unidos, el que incentivó las sanciones contra Venezuela Bolivariana y hoy mismo se codea con la oposición interna de ese país alentando la violencia y la guerra económica. Es el mismo funcionario USA al que Hugo Chávez mandó varias veces al carajo cuando el insolente Secretario proclamaba a los cuatro vientos que el jefe revolucionario era un dictador.
Sin duda, Kerry viene a profundizar aún más las relaciones carnales con el gobierno neoliberal macrista y hacer un punteo “in situ” de la agenda impuesta por Obama en marzo pasado. Sabe que Macri es un virrey obediente al que le gusta su nominación y que incluso, en reuniones privadas con empresarios multinacionales se jacta de que por fin Argentina “está otra vez incluida en the world”. En ese mundo de plástico y sangre, surcado por Monsanto, los Mc Donalds, las petroleras como Shell y la Exon, y los fabricantes de armamentos que alimentan todas las guerras en las que Washington se asoma. Ese mundo letal del que cualquier persona sensible se apresuraría a apartarse de inmediato. Pero Macri (y tampoco Temer) no lo ven así, ellos son los nuevos amanuenses y por ello les toca ser premiados incorporándolos a la Alianza del Pacífico, donde los Kerry y sus boys repartirán espejitos de colores transformados en tratados de libre comercio.
Para atizar ese fuego, el visitante se reunirá también con un centenar de empresarios “argentinos” para susurrarles en el oído las ventajas de los acuerdos bilaterales de libre comercio, y las grandes posibilidades que ofrece el mercado norteamericano para los productos locales. No le costará mucho, teniendo en cuenta el nivel de embelesamiento que provoca en nuestros ejecutivos la posibilidad de concretar negocios con sus pares de la bandera de barras y estrellas. No es lo mismo pactar compras o ventas con países empobrecidos de la región (para eso está el alicaído Mercosur, dirán a coro) que subirse a un avión y corretear por Manhattan o el Village. Toda una aventura noventista.
Pero hay algo más en esta visita inesperada, surgida de la excusa de presenciar los Juegos Olímpicos en Brasil. El Secretario de Estado quiere tratar con Macri el remanido tema del narcotráfico, sobre todo viniendo de un país que es el principal consumidor de drogas duras del mundo y que tiene a la DEA como uno de los baluartes de la comercialización. Quizás entonces, se interese por comprar algún terrenito en esa especie de santuario que es Nordelta. O a lo mejor, se les ocurre volver a insistir en operaciones macro contra los consumidores domésticos como ya han practicado varios países del continente, a manera de excusa para que los capos de los cárteles se paseen sin problemas por los aeropuertos sin que ninguna aduana les preste atención.
Además, Kerry sintonizará su chip en otro asunto de interés mútuo, ese que desde hace un par de meses el Gobierno argentino y sobre todo su Ministerio de Seguridad han trasladado al país en una operación contra natura: el terrorismo. Para ser más claros, el terrorismo del ISIS.
Si se le preguntara a cualquier ciudadano o ciudadana rioplatense, del uno al mil, en qué lugar pondría este rubro que desvela tanto a la ministra Bullrich y su equipo, para no caerse de la tabla dirían “en el lugar 999”, pero en la Argentina de los globos amarillos y la “Revolución de la alegría” todo es posible. No importan los tarifazos, las decenas de miles de despidos, los ataques parapoliciales y las amenazas a sedes de organizaciones populares, como ocurriera en las últimas horas con el local de la Federación Universitaria de Buenos Aires, ni tampoco las políticas de privatizaciones encubiertas o algo tan doloroso como los miles de muertos por el “gatillo fácil”. El gran problema para Macri y Kerry es el “te-rro-ris-mo”. Precisamente en un país donde no hay ningún tipo de terror, ni “islámico” ni autóctono, salvo que por ese nombre se tipifiquen ciertas medidas brutales del gobierno contra la población más humilde. Sin embargo, detrás de este montaje se está preparando todo un andamiaje jurídico y represivo de gran envergadura, con el asesoramiento de varios servicios de inteligencia como el Mosad, el FBI y sus colegas colombianos. Igual que en Paraguay o que en México.
Si a esto se le suma el operativo “transformador” y de “lavado de cara” de las Fuerzas Armadas para que no sólo desfilen sino que también se preparen para acudir prestamente a solucionar los conflictos internos, queda claro que nuevamente se está bordeando la “doctrina de la seguridad nacional” en la que el ISIS sería la excusa a combatir.
Hay otro “temita” en el que Macri y Kerry sintonizan desde hace tiempo y se llama Venezuela y sus “presos políticos”. Cómo se va a perder la oportunidad el Presidente de volver a la carga con que el golpista Leopoldo López está sufriendo “todo tipo de vejámenes” en las cárceles bolivarianas. Es prácticamente su leiv motiv desde que iniciara la campaña electoral que lo llevó al Gobierno y en cuanta oportunidad tiene, lo saca a relucir. Por ello, es de esperar que alentado por Kerry y cumpliendo las indicaciones de Obama, emitan alguna declaración donde el “dictador” Maduro quede “deslegitimado” por tan poco confiables personajes. Y totalmente legitimado por la voluntad popular de su pueblos y de muchos del continente que saben qué puntos calza cada uno.
Finalmente, lo único interesante de esta visita es que si Kerry no perdió el oído en el fragor de los bombardeos de sus marines en Hanoi, este jueves va a escuchar en Argentina otros ruidos poco agradables para su forma de ver las cosas. Cacerolas, silbatos y hasta algunos petardos de estruendo, le recordarán que son muchos los argentinos y argentinas que no están de acuerdo con el actual gobierno y sus prácticas capitalistas. Y cuando cruce hacia Brasil, más de lo mismo, ya que entre la llama olímpica y los fuegos de artificio que prepara el golpista Temer para recibir a sus invitados, miles de campesinos Sin Tierra, pobladores Sin Techo y trabajadoras y trabajadores rugirán en las calles una consigna en portugués pero que hasta un gringo como el enviado de Obama la va a entender: “Fora Temer, Fora Temer”.
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