octubre de 2011
El espejismo del cambio que supuestamente conlleva el sistema
bipartidista competitivo de los EE.UU. repercutió sobre el pueblo
hondureño en forma sumamente devastadora, tomando en cuenta
que corría el primer año desde la elección de Obama.
José Manuel Zelaya fue electo presidente de Honduras en
2006. En mayo de 2008, anunció la intención de su gobierno de
convertir en aeropuerto internacional la base militar
estadounidense Soto Cano (Palmerola), con la ayuda de la ALBA
(Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América).
Honduras se había hecho miembro de este bloque regional en
2008. El análisis de la política de la administración Obama sobre el
golpe de Estado en Honduras, presentado a continuación, se basa
en un examen riguroso del sinnúmero de declaraciones oficiales y
breves ruedas de prensa de la Casa Blanca y del Departamento de
Estado que tuvieron lugar entre el 28 de junio de 2009, día del
golpe, hasta noviembre de 2009, con una actualización fechada 5
de octubre de 2011. En vista de la extensa lista de referencias y
para facilitar su acceso, todas están enumeradas en las notas
finales.1; 2; 3; 4; 5; 6; 7; 8; 9; 10; 11; 12; 13; 14; 15; 16; 17; 18; 19; 20; 21; 22; 23; 24; 25; 26;
27; 28; 29; 30; 31; 32; 33; 34; 35; 36; 37; 38; 39; 40; 41; 42; 43; 44; 45; 46; 47; 48; 49; 50; 51;52
El 28 de junio de 2009, los hondureños debían acudir a votar
en elecciones periódicas y normales, salvo por una cuarta urna
destinada a recoger la opinión a favor o en contra de los
conciudadanos de organizar un referendo en un futuro sobre la
cuestión de celebrar una Asamblea Constitutiva para redactar una
nueva Constitución –procedimiento de votación éste último, en
forma de encuesta por sondeo. Al despuntar el día el 28 de junio,
un grupo de personal militar de las Fuerzas Armadas
completamente armado, así como adiestrado por los EE.UU.
irrumpió en la casa de Zelaya, al cual raptaron y se llevaron
violentamente a la base militar dirigida por los EE.UU. en Soto
Cano (Palmerola). De ahí lo sacaron por vuelo para exiliarlo en
Cosa Rica. La administración Obama sabía de antemano que este
tipo de actividad tendría lugar –aun cuando rehusó aceptar su
implicación (pasando por alto el asunto), reconoció haber
mantenido contacto con los hondureños después de ocurrido el
golpe de Estado.
En el transcurso de los cinco meses aquí analizados, la
administración Obama mantuvo una opinión congruente para
calificar el acontecimiento del 28 de junio, salvo por algunos
términos y su énfasis relativo que en ocasiones variaba. En
- 2 -
términos reales y prácticos, esta postura de Obama tenía por objeto
apoyar el golpe y oponerse al regreso de Zelaya a la presidencia.
No había ninguna diferencia entre Obama y Clinton, como algunos
afirman, los cuales calificaban al primero de «paloma» y al
segundo de «halcón». El primer día del golpe (junio 28), en una
declaración oficial, Obama no mencionó la palabra golpe e instó a
que las dos partes respetaran las normas democráticas. Colocó a
los autores del golpe –«golpistas», como se les llama hoy en
Honduras– sobre el mismo pie de igualdad que al expulsado
Zelaya. Simultáneamente Obama establece la credibilidad de los
militares que falsamente acusaron a Zelaya de organizar un
referendo que hubiera sido anticonstitucional: pretexto del cual se
sirven para dar el golpe. De hecho la cuarta urna era sólo para fines
de sondeo, lo cual es perfectamente legal desde el punto de vista de
la Constitución. En ese tiempo, Obama no instó a que se
restituyera incondicionalmente a Zelaya en calidad de presidente
legamente constituido. A fin de mantener la continuidad del
«nuevo rostro» mostrado en la Cumbre de Trinidad y Tobago,
Obama señaló que el asunto debía ser «resuelto pacíficamente a
través del diálogo, exento de cualquier interferencia externa». A
medida en que la situación evolucionaba, Obama y Clinton
tuvieron que emplear la palabra «golpe» e incluso lanzaron un
llamado apremiante para que Zelaya regresara a Honduras como
presidente. Este cambio de fraseo ocurrió cuando la OEA
(Organización de Estados Americanos) aprobó resoluciones
presionada por los Estados latinoamericanos que estaban furiosos –
con fecha 28 de junio y 5 de julio. Las resoluciones no sólo se
referían al 28 de junio como fecha del «golpe de Estado», sino que
también instaban a que Zelaya regresara como presidente y se
expulsara a Honduras de la OEA, en tanto que los golpistas
dirigieran el país. Obama no tuvo más remedio que cambiar de
fraseo para no perder la cara. Esto se hizo para tratar de
permanecer como pariente de la familia de las Américas, tal como
se prometió en Trinidad y Tobago. Sin embargo, para Obama «el
regreso de Zelaya» debía pasar por un proceso de mediación
auspiciado y conducido por los EE.UU. y los golpistas. Las dos
veces que Zelaya intentó volver a Honduras, desde el país vecino
de Nicaragua, acompañado por una delegación internacional
latinoamericana, el 5 de julio por avión y el 24 de julio por tierra,
la administración Obama se opuso a su regreso, respaldando de ese
modo a los golpistas que se mantuvieron en el poder. Esta postura
fue abiertamente apoyada por el líder golpista Michelitti, en una
columna editorial para lectores del Washington Post. El sheriff
renuente demostró que no veía de mal ojo, es decir, no se oponía a
desempeñar el papel de sheriff cuando hubo que oponerse a la
- 3 -
única manera concreta en que Zelaya podía volver como
presidente.
La ley de 2009 sobre la asignación de los recursos
presupuestarios de los Estados Unidos, Appropriations Act,
aprobada por el Congreso de la nación, en el Artículo 7008,
intitulado sin más rodeos «Golpes de Estado», estipula que
«ninguno de los fondos asignados o puestos a disposición de
cualesquier manera […] serán objeto de obligación o gasto alguno
para financiar directamente toda ayuda al gobierno de un país cuyo
jefe de gobierno debidamente electo es desposeído por medio de
golpe militar o decreto» (énfasis añadido). Estados Unidos tuvo
que ofrecer un voto piadoso con la palabra «golpe », la cual debió
utilizar de manera forzada (por espacio de casi seis meses), del
29 de junio hasta noviembre, desde que los primeros reporteros
preguntaron si el país consideraba el golpe como un golpe
«militar» o como un simple golpe. La respuesta en el
Departamento de Estado y en la Casa Blanca fue siempre la
misma. En cada una de las numerosas ocasiones cuando los
reporteros abordaban la cuestión, los voceros del Departamento de
Estado y de la Casa Blanca aplazaban la respuesta indicando que
todavía no se había tomado ninguna decisión legal. Esto
comprueba el verdadero cargo de alguacil que ostenta la
administración Obama. Si hubiera dictaminado legalmente que el
golpe era un golpe militar, el gobierno de EE.UU. hubiera debido
retirar de Honduras mucho más ayuda económica y militar de la
que simbólicamente extrajo después del golpe. Si bien retiró algo
de ayuda, el país siguió asignando fondos a los golpistas y a sus
partidos políticos a través de programas para el «fomento de la
democracia» del Fondo Nacional pro Democracia (NED) y de la
Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID). La decisión de catalogar legalmente el golpe como golpe
militar, según lo estipulado en el Artículo 7008, hubiera tenido
implicaciones políticas importantes –se habría dado un golpe
militar mientras que los EE.UU. estaba todavía implicado con el
gobierno golpista.
El uso durante meses de terminologías diferentes a la vez que
de tácticas diversas, tal como las negociaciones y la mediación
realizadas por los EE.UU., tenía por objeto retrasar la cuestión,
mantener el régimen militar en el poder, y, bajo sus auspicios,
organizar las pretendidas elecciones que por consiguiente
«legalizaban» el golpe. El Frente, como alternativa colectiva y
política a los golpistas, rehusó proponer un candidato que
compitiera ya que la elección era fraudulenta, y organizada bajo
los auspicios del régimen golpista respaldado por los Estados
Unidos. Además, los candidatos principales eran los que
participaron en el golpe. El Frente organizó una campaña masiva
- 4 -
de abstención. Para que las elecciones fueran consideradas
legítimas a escala internacional, los EE.UU. y los golpistas
necesitaban al menos el 50 por ciento de la participación electoral.
Con el fin de crear la impresión de que la mayoría había votado, la
noche de las elecciones, el consejo electoral anunció
fraudulentamente que más del 60 por ciento de los electores habían
acudido a las urnas, aun cuando una ONG (organización no
gubernamental) hubiera declarado que sólo se presentó un 48,7 por
ciento. De modo que mucho más adelante, el consejo electoral tuvo
que revisar sus números y descender la participación electoral a un
49 por ciento. Sin embargo, era demasiado tarde: se había dado la
impresión en ámbitos internacionales de que la mayor parte de los
conciudadanos había participado en el proceso electoral. Por su
parte, el Frente en su propia estimación calculó la participación
electoral a niveles aún más bajos: entre 35 y 40 por ciento. Lobo,
uno de los principales colaboradores de los golpistas, ocupó el
primer lugar en las elecciones presidenciales. Estas elecciones
fueron boicoteadas por el Frente antigolpista ya que consideraban
que la votación era ilegítima. El gobierno de los EE.UU. y gran
parte de la comunidad de América del Norte y Europa
reconocieron el régimen. Las elecciones llevadas a cabo en tales
circunstancias constituyen la manera predilecta en que en los
EE.UU. se acostumbra consagrar a los regímenes de su agrado, aun
cuando sean producto de golpes militares. El 5 de octubre de 2011,
Obama recibió al presidente hondureño Lobo en la Casa Blanca.
Estando codo a codo con Lobo, Obama observó: «El golpe había
amenazado con desviar al país de la democracia [y por razones
varias] y […] por el firme compromiso hacia la democracia y el
liderazgo del presidente Lobo, lo que hemos visto es la
restauración de los procesos democráticos». Nótese como el golpe
sólo «amenazó» a la democracia, así como la manera en que
Obama subestima el carácter del golpe en su declaración inicial del
28 de junio de 2009 (día del golpe en Honduras). Tanto Obama
como Lobo cierran los ojos ante la represión y asesinatos de líderes
del Frente, periodistas y campesinos en curso. Ni Obama ni Lobo
han mencionado a Zelaya o al partido político que está emergiendo
del Frente. Los medios de comunicación estadounidenses han
guardado un silencio prácticamente de ultratumba tanto respecto de
la represión violenta, así como de la postura política y del papel
cada vez más importante del Frente y de su nuevo brazo electoral.
Este oscurecimiento facilita a los EE.UU. y a sus aliados manipular
las elecciones, ya que se priva de información esencial a la opinión
pública internacional.
Mientras que Obama presentaba el «nuevo rostro» de la
oligarquía financiera estadounidense en Trinidad y Tobago en abril
de 2009, ya había planes trazados para establecer y/o expandir
- 5 -
siete bases militares en Colombia. Sin embargo, esto sólo se reveló
el 18 de agosto de 2009, dos meses después del golpe de Estado en
Honduras. Esta situación provocó una reacción muy severa por
parte de varios jefes de Estado latinoamericanos; asimismo otras
partes pidieron que Obama fuera a verlos para explicarles o
justificarles tales actos.
1
Clinton, Hillary Rodham: «Situation in Honduras», U.S. Department of State,
(junio 28) 2009a, [en línea]
.
2
Obama, Barack: «Statement from President on the Situation in Honduras»,
White House, (junio 28) 2009a, [en línea]
.
3
Organization of American States: «OAS Permanent Council Condemns Coup
d’état in Honduras, Calls Meeting of Ministers and Entrusts Secretary
General with Carrying Out Consultations», (junio 28) 2009a, [en línea]
.
4
Clinton: «Remarks at the Top of the Daily Press Briefing», U.S. Department of
State, (junio 29) 2009b, [en línea]
.
5
Kelly, Ian: «Daily Press Briefing», U.S. Department of State, (junio 29) 2009a,
[en línea] .
6
Obama: «Remarks by President Obama and President Uribe of Colombia in
Joint Press Availability», White House, (junio 29) 2009b, [en línea]
.
7
White House: «Press Briefing», (junio 29) 2009a, [en línea]
.
8
Jackson, David: «Obama’s Day: The Presidential Tightrope», USA Today,
(junio 30) 2009, [en línea]
.
9
Pershing, Ben: «On Foreign Policy, Obama Treads Carefully», Washington
Post, (junio 30) 2009, [en línea]
.
10 Kelly: «Daily Press Briefing», U.S. Department of State, (junio 30) 2009b, [en
línea] .
11 ———: «Daily Press Briefing», U.S. Department of State, (julio 1) 2009c, [en
línea] .
12 White House: «Press Briefing», (julio 1) 2009b, [en línea]
No hay comentarios:
Publicar un comentario