Estimados amigos de la solidaridad:
Les adjuntamos este escrito, referido a nuestro Comandante en Jefe, para así conmemorar juntos su 90 cumpleaños.
Saludos,
Marlene Lovio y colectivo ICAP Matanzas.
Fidel mío, nuestro, de todos
Por: Iliana García Giraldino
De la misma forma en que fui “haciéndolo mío” millones fueron “haciéndolo suyo”. Los cubanos nos acostumbramos sencillamente a tenerlo, a escucharlo, a responder a sus invitaciones a la reflexión; a elevar nuestra cultura y conciencia política; a amar más a nuestra historia, a la Patria; a ser como él, esencialmente solidario. También nos habituamos a reírnos con sus ocurrencias, a disfrutar su risa, escudriñar en sus gestos su estado de ánimo o compartir con él dolor, dificultades, batallas o triunfos. En fin, a tenerlo siempre de un modo íntimo y a la vez público.
Fidel ha sido parte de la vida cotidiana en Cuba. Su presencia se percibía de una manera espontánea. No importó cuántos desafíos tuviéramos que afrontar. Teníamos la tranquilidad reconfortante de que sabíamos que ahí estaba él. ¿Dónde? En su oficina quizás; o de visita en alguna nación: o conociendo un área agrícola; o en una zona alejada bajo vientos huracanados. Siempre al frente. Así fuese una invasión mercenaria, que un ciclón o inundaciones, o en los cortes cañeros, en escuelas, en los hospitales. No importaba donde estuviera.
Seguíamos sus disertaciones, verdaderas lecciones patrióticas, políticas e históricas, y nunca dejamos de admirarnos ante tanta sabiduría y magistral oratoria en discursos que se prolongaban horas en los que nunca perdía el hilo conductor, haciendo parábolas asombrosas y después retomando la idea que había quedado muy atrás aparentemente olvidada. “!Hoy habla Fidel! Era un anuncio que corría de voz en voz, y todos a la espera de sus palabras, para seguirlo.
Incansable, fundador de miles de obras sociales, culturales, educacionales y productivas, instituciones, centros investigativos, creador de innumerables proyectos sociales internacionales, adalid de la solidaridad, Comandante en Jefe de las FAR y de las masas, no tenía reparos en señalar errores y asumir responsabilidades.
En todos estos años nos ha acompañado su voz, desde la Sierra Maestra, en actos, reuniones, comparecencias y encuentros. Enérgica, incisiva, indignada y atronadora cuando denunciaba o acusaba a los enemigos brindando argumentos irrebatibles; dulce al dirigirse a los niños; casi un susurro al conversar directamente con las personas.
Quién podría olvidar el pasaje de la guerra cuando exclamó el 18 de diciembre de 1956 en Cinco Palmas al constatar que solamente quedaban siete fusiles “¡Ahora sí ganamos la guerra!” Frase que le hizo pensar entonces a Raúl “está loco”, como confesara sonriente muchos años después.
Todos recuerdan aquel impactante discurso el 26 de Julio de 1989 en Camagüey: si mañana o cualquier día nos despertáramos con la noticia de que la URSS se desintegró, ¡aun en esas circunstancias Cuba y la Revolución Cubana seguirían luchando y seguirían resistiendo!; sus palabras en junio de 2001 al referirse Los Cinco: La inocencia de esos patriotas es total. Solo les digo una cosa, ¡Volverán!; o cuando en fecha tan lejana como 1992 alertaba de una tragedia para el planeta que entonces pocos advertían: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.
“Lo dijo Fidel”, ha sido una sentencia repetida que conlleva a la seguridad, a la garantía total y absoluta de la verdad.
Colosal símbolo de revolucionario verdadero; de grandeza de espíritu y de la dignidad de los pueblos; artífice de la unidad; sembrador de nobles sentimientos; líder natural surgido del devenir histórico de Cuba y de Nuestra América. Así es Fidel.
Nuestro legendario Comandante, el más ilustre discípulo de José Martí, afrontó con el mismo coraje derrochado en toda su vida, las complicaciones de salud, y ha tenido el cuidado y el desprendimiento de, en medio de esas difíciles situaciones, desvelarse por las angustiosas preocupaciones que sabía sentía el pueblo por él.
Y nos ha seguido guiando. En Cuba y en el mundo la gente ha esperado con impaciencia sus Reflexiones; desmenuza cada imagen suya que se divulga, queriendo definir hasta el menor detalle, luego de que él pasara a su nueva trinchera: escribiendo, realizando estudios para contribuir a la alimentación mundial, haciendo aportes políticos, pensando en su pueblo, en todos los pueblos, en el destino de la humanidad, agigantando su magisterio.
Fidel cumple 90 años. Estamos de fiesta. Llegan mensajes de saludo del mundo entero. Imágenes de su vida recorren los continentes, porque esta felicidad no es particular de nadie, ni solo por este momento. No importa el tiempo, las ideas y el amor lo trascienden. Imperecederamente nos acompañará brindándonos esa tranquilidad reconfortante y la confianza en que siempre estará ahí, mi Fidel, nuestro Fidel, el Fidel de todos. ¡Felicidades Comandante!
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