sábado, 21 de mayo de 2016

Mujica, no te metas con Maduro Por Carlos Aznárez


por Carlos Aznárez, 20 de mayo 2016.- Mujica, “el Pepe”, como le gusta llamarlo a la progresía que lo corteja como si fuera un gurú, volvió a demostrar que su forma de actuar en política no es precisamente la coherencia. Amigo de Víctor Almagro, titular de la OEA, tanto que él mismo fue gestor fundamental para que lo colocaran en ese sitio para reemplazar a otro que bien baila, el chileno José Miguel Insulza. Tan fraterna su amistad que frente a cada gesto hostil contra los gobiernos rebeldes del continente por parte de Almagro, Mujica siempre encontró una justificación para arroparlo.
El problema es que Almagro no sólo es hijo putativo de Mujica y del Frente Amplio uruguayo sino también del Pentángono, y donde manda capitán no manda marinero. Por lo tanto, ahora que las embestidas de la OEA contra Venezuela van “in crescendo”, hasta el propio Mujica (pícaro como es dentro de su doctrina de “como te digo una cosa te digo la otra”), también ha necesitado correrse a un costado, no sin antes perdonar los dichos del alcahuete de los gringos señalando que “Almagro no es ningún traidor, es abogado, un esclavo del derecho”. En fin, un pusilánime, pero “nuestro pusilánime”.
Como no se debe sentir muy a gusto con retractarse, Mujica hizo lo que Almagro vienen promoviendo: denostar públicamente a un presidente al que Mujica (ex tupamaro arrepentido y traidor indisimulado de los principios revolucionarios que en los 60 levantara Raúl “Bebe” Sendic) no le llega ni a la suela de sus zapatos. “Maduro está más loco que una cabra”, declaró insolente, sumándose al coro de hostilidad que sufre Venezuela bolivariana día a día. Y semejante confesión provocó enseguida que toda la prensa reaccionaria del planeta (desde el ABC, El País y El Mundo de España, los medios gusanos de Miami, pasando por El Universal y El Nacional, de Venezuela) reprodujeran sus palabras reafirmando la “valentía” de haberlas pronunciado en esta ocasión.
Era hora que sucediera, y que se terminara de esta forma con los encubrimientos autistas que muchos hicieron de un personaje que dejó hace mucho tiempo de ser lo que era, y pasó a ser una mala caricatura de sí mismo. Ni Tupamaro, ni progresista ni mucho menos guerrillero revolucionario. Los verdaderos luchadores son los que reivindican el combate toda la vida, no los que agiornan su pensamiento y lo convierten en un cambalache ideológico.
Mujica, antes de decir lo que dijo ahora, había gobernado a favor de las multinacionales, coincidió con Tabaré Vázquez en entregar el Uruguay a las pasteras y las megamineras, convocó en el lujoso hotel Radison de Punta del Este a empresarios argentinos que en su momento le hacían la guerra al gobierno kirchnerista y les ofreció invertir en Uruguay donde “nadie” les pondría retenciones, recibiendo múltiples elogios de lo peor de la oligarquía bonaerense por ese gesto. Tanto que varios de esos ejecutivos declararon que sin dudarlo cambiarían a Cristina por Mujica.
Pero hay más, Mujica jamás hizo un gesto positivo hacia el juzgamiento de los militares genocidas. No sólo eso, junto con su colega Fernández Huidobro (su ministro de Defensa y también ex tupamaro) hicieron todo lo posible para exculpar a los torturadores porque ya “son viejitos”.
Sin embargo, hasta ahora, parecería que nadie quiso darse cuenta de quien es Mujica y constantemente frente a las pocas voces críticas que se levantaban (entre ellas, la de los auténticos tupamaros que lo conocen muy bien), se imponía esa imagen de anciano bonachón, capaz de decir tonterías o lanzar exabruptos, que siempre eran festejados o perdonados. Un día aspiraba a Premio Nobel de la Paz, otro se convertía en protagonista de una película de Kusturica, o se presentaba como “vasco” para hablar de los bombardeos a Guernica, o posaba muy campante, en su “humilde chacra” con el ex Rey español Juan Carlos. Todo por el mismo precio,
A tomar nota: Mujica no es lo que era sino lo que es ahora. Suele pasar con algunos que en sus años mozos adoptaron posiciones combativas y con el correr del tiempo se convierten en sombras de su propio pasado. Hoy, José Mujica cree que Maduro es un “loco”, exactamente lo mismo que opinan: John Kerry, Barak Obama, Mauricio Macri, Alvaro Uribe Vélez, Víctor Almagro, Ramos Allup y toda la oposición venezolana. Y en función de ello, convocan a derrocarl

4 comentarios:

  1. La peligrosidad de Mujica y su "sabiduría" es muy grande en función del referente que van construyendo los medios de comunicación. Lo que él diga no tiene peso en sí mismo, sino en la función de coartada que le brinda a supuestos "progresistas" para apoyar las peores porquerías. "Si lo dice Mujica, que es muy sabio ...", entonces pasa a ser una tontería luchar por un mundo mejor. Dar la vida por una conquista que el gurú dictaminó que será pendular, como la Historia, es propio de imberbes. Sin duda, esa afirmación que hizo sobre Maduro no va a hacer efecto sobre quienes, ante todo, estamos INCONDICIONALMENTE por la defensa del proceso revolucionario venezolano ante la agresión imperialista. Pero, habrá puesto en duda a muchos que no saben si atender a los medios masivos de comunicación mundiales, o a TeleSur, RT, u otros.
    Esto es puramente anecdótico, pero yo me comí tantas críticas ácidas por denunciar las solapadas claudicaciones de Mujica, desde hace años, y por parte de personas en quienes confiaba en su honestidad intelectual, que más de una vez me hicieron pensar que, tal vez, yo era más tarambana de lo que creía, y que estaba muy lejos de entender nada.

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  2. Lamentable " bipolaridad ideológica" la de Mugica.
    Nada que ver con la coherencia de Sendic.

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    1. Gracias por comentar. Nada que ver, obviamente. Muy triste papel hace justo cuando más falta hace.

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